LA NUEVA AMENAZA, LOS `ESTADOS DÉBILES'

 

 Artículo de Andres Oppenheimer en “El Nuevo Herald” del 11-6-04

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

¿Qué? ¿Cómo? ¿Un potencial estado narco-terrorista anárquico en el corazón de América Latina, que podría sembrar la inestabilidad en el resto de la región y convertirse en una seria amenaza a la seguridad de Estados Unidos?

Bueno, no es para tanto. Pero un estudio dado a conocer esta semana por el Centro para el Desarrollo Global, un grupo no gubernamental de Washington DC., incluye a Bolivia entre los principales estados ''débiles'' y ''fallidos'' del mundo --como Afganistán, Haití, Somalia, Zimbabwe e Indonesia-- que pueden colapsar en cualquier momento, y por lo tanto requieren urgente atención de Estados Unidos.

Según el Centro, hay docenas de países en desarrollo en que no existe tal cosa como un ''estado'', dice el informe. Se trata de gobiernos que no pueden cumplir con tareas elementales como defender a sus ciudadanos de amenazas internas o externas, o proveer servicios básicos de educación y salud.

''El colapso de los gobiernos a menudo resulta en conflictos regionales más extendidos'', dice el informe. ``Hasta los gobiernos que se mantienen débilmente en el poder pueden crear flujos masivos de refugiados, violencia y epidemias incontrolables, que pueden amenazar la estabilidad regional''.

Bolivia es un caso típico de los peligros que corre Estados Unidos cuando no le presta atención a los ''estados débiles'', dice el informe de la Comisión de Estados Débiles y Seguridad Nacional, integrada por 30 ex funcionarios de los partidos Demócrata y Republicano.

El estudio cita el caso del ex presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada, un mandatario elegido democráticamente que fue sacado del poder por una revuelta violenta encabezada por grupos cocaleros radicales y sindicatos de ultraizquierda el año pasado. Sánchez de Lozada cayó tras no lograr que el presidente George W. Bush le diera $150 millones que estaba pidiendo para compensar las pérdidas de ingresos que Bolivia estaba sufriendo por haber llevado a cabo exitosamente los programas de erradicación de coca auspiciados por Estados Unidos.

Tal como me lo relató el propio Sánchez de Lozada en la primera entrevista que dio tras salir de Bolivia, le había dicho a Bush en una visita a Washington pocos meses antes que necesitaba los fondos urgentemente, o habría una explosión social y pronto regresaría a Washington como exiliado político. Los fondos no llegaron, hubo una explosión social, y Sánchez de Lozada al poco tiempo estaba en Washington como exiliado. Ahora, el actual gobierno democrático del presidente Carlos Mesa está colgando de un hilo, y podría ser depuesto en un futuro próximo por los líderes cocaleros e indígenas no democráticos.

''Este es un caso en que Estados Unidos, por un monto de dinero ínfimo, podría haber ayudado a asegurar la estabilidad en un país latinoamericano'', me dijo la directora del Centro para el Desarrollo Global, Nancy Birdsall. ``Si Bolivia se convierte en un narcoestado, sería una amenaza no sí misma, sino también para Brasil, Venezuela, de corrupción en todos los países vecinos, y en última instancia para Estados Unidos''.

Para prevenir el colapso de los estados ''débiles'' y ''fallidos'' de todo el mundo, y ahorrar a Estados Unidos en el futuro el enorme costo de las intervenciones militares y esfuerzos de reconstrucción de naciones, el informe sugiere crear un puesto de gabinete que sea algo así como un ''Secretario de Desarrollo Global'', para coordinar programas de ayuda entre las 12 agencias del gobierno de Estados Unidos que actuamente se dedican a la asistencia externa.

''Actualmente, el Departamento de Estado maneja las crisis del día, y no hay mucho espacio para planear el desarrollo a largo plazo'', dice el director del proyecto del Centro, Jeremy Weinstein. ``Y la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) se ha convertido en una agencia para programar y repartir fondos, sin autoridad para desarrollar estrategias''.

Mi conclusión: el nuevo estudio señala correctamente que el gobierno de Estados Unidos comete un error al concentrarse únicamente en los ''estados fracasados'', como Afganistán, Somalia y Haití, y olvidar que hay ''estados débiles'', como Bolivia, que pueden estallar en cualquier momento. Se trata de una distinción que no había sido hecha con claridad anteriormente en Washington, y que podría ayudar a poner más atención en ayudar a prevenir futuras crisis.

Para ser justos, el gobierno de Bush ha aumentado su ayuda a los países más pobres del mundo, muchos de ellos ''estados débiles'', con el Fondo del Milenio, de unos $5,000 millones. Sin embargo, esta ayuda sólo se concede a los países que adopten políticas económicas de libre mercado, que muchos de ellos no pueden seguir a rajatablas precisamente por ser tan débiles. Quizás sea hora de flexibilizar un tanto esta condicionalidad, antes de que los ''estados débiles'' se conviertan en costosas amenazas internacionales, o sus presidentes terminen en Washington como exiliados políticos.