ROBERT KAGAN: «ESTADOS UNIDOS NO APRENDIÓ LA LECCIÓN DE MAASTRICHT, PERO SÍ LA DE MUNICH»

Reportaje de RAMÓN PÉREZ-MAURA en "ABC" del 21-1-03

Robert Kagan, analista del Carnegie Endowment for International Peace, afirma que «Europa no tiene capacidad militar y por lo tanto no quiere que se use la fuerza»

Robert Kagan, colaborador del Carnegie Endowment for International Peace, empezó a brillar en la escena pública desde distintos cargos en el Departamento de Estado norteamericano durante el segundo mandato de Ronald Reagan. William Safire, el gran columnista de The New York Times, lo ha bautizado como «uno de los diez grandes pensadores de la política exterior» norteamericana. Ayer dio una conferencia en Madrid, invitado por el Real Instituto Elcano, sobre las diferentes visiones de la política internacional que tienen los Estados Unidos y Europa. Sus muy provocadoras opiniones apenas fueron contestadas por un selecto auditorio de especialistas en la materia en el que destacaba, en primera fila, el secretario de Estado de Exteriores, Ramón Gil-Casares.

Kagan cree que tanto europeos como norteamericanos son hijos intelectuales de la Ilustración, pero afirma que, mientras «Solana y Patten creen que el uso de la fuerza debe ser superado como forma de actuar en la política internacional», cuando Estados Unidos ve casos como «Irán, Irak o Corea del Norte sigue creyendo necesario basarse en el uso de la fuerza; las guerras mundiales y la Guerra Fría se ganaron gracias a la fuerza». La razón de la diferencia entre ambas actitudes reside en la progresiva renuncia europea a contar con su propia defensa, frente al sostenido esfuerzo norteamericano: «Es falso que Estados Unidos tenga un elevado gasto armamentístico. Hemos llegado a invertir un 13 por ciento del PIB. No hace mucho era del 7 por ciento y hoy es de un 3 por ciento. Y aún así es superior, proporcionalmente, al del conjunto de la UE». La conclusión es palmaria: «La UE no tiene capacidad militar y por lo tanto no quiere que se use la fuerza».

Para Kagan, Europa ha entrado en la posmodernidad, una fase en la que se cree que todo puede solucionarse por medio de la negociación, algo que cuesta entender en Norteamérica, donde sigue habiendo una visión de la necesidad de la fuerza frente a ciertos interlocutores. «Estados Unidos no aprendió la lección de Maastricht, pero sí la de Munich», en referencia a la claudicación de Chamberlain ante Hitler. En este sentido, el 11-S ha agrandado el abismo entre Europa y EE.UU.. «Tras los atentados del 11-S, Bush intentó fomentar el multilateralismo y Europa ofreció su colaboración, pero los recursos que podía facilitar eran tan pobres que el Gobierno norteamericano prefirió renunciar a ellos».

La cuestión iraquí

Kagan cree en la necesidad de derrocar a Sadam al margen de la guerra contra el terrorismo. «La guerra contra Irak no terminó, estamos en un alto el fuego. Este acuerdo de 1991 exigía que los iraquíes hicieran un inventario de sus armas de destrucción masiva y que los inspectores supervisarían su destrucción, no que ellos tendrían que buscarlas por todo el país. Incluso ellos han admitido en distintos momentos que continuaron sus planes de fabricación de ese armamento. Todo lo sucedido en doce años de alto el fuego es causa suficiente para atacarle. Después del 11-S hay una causa añadida: lo que tiene en su poder puede llegar a las manos de terroristas islámicos.»

La principal preocupación de Kagan es la discrepancia en la visión internacional que tienen Europa y Estados Unidos. «Durante muchos años hemos creído que estamos de acuerdo en nuestra visión básica del mundo. No lo estamos. En Europa no gusta lo que hace Estados Unidos, pero no hay alternativas. Europa vive en una sociedad posmoderna, el resto del mundo no».