UN FRENTE ANTIGUERRA SOBRE UN MAR DE PETRÓLEO


POR INTERESES FRANCESES Y EN DEFENSA DE UNA EUROPA FUERTE, CHIRAC HA LLEVADO MUY LEJOS SU OPOSICIÓN A ESTADOS UNIDOS
Artículo de JOAQUÍN PRIETO en "El País" del 16-2-03

Irak flota sobre un mar de petróleo. Su reserva, estimada en 112.000 millones de barriles, supone la segunda mayor reserva del mundo. El régimen de Sadam Husein rompió la hegemonía anglosajona sobre el sistema de explotación en 1972, y a partir de entonces Francia y Rusia se apresuraron a ocupar las vacantes. Junto con China -tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas-, son los países que cuentan con mayores intereses petroleros en Irak.

Claro que también los tienen España e Italia, y, sin embargo, los Gobiernos de estos países han escogido la vía de apoyar incondicionalmente a Estados Unidos. En el Irak de después de Sadam Husein, las infraestructuras petroleras (pozos, oleoductos, refinerías) habrán de ser reconstruidas. El día en que Irak deje de estar bajo la losa de las sanciones impuestas por Naciones Unidas y pueda producir ocho millones de barriles diarios, por ejemplo, en vez de los 2,5 actuales, el mercado mundial cambiará sensiblemente.

"La instalación de un Gobierno proamericano en Bagdad sería pan bendito para los intereses petroleros estadounidenses", afirma Georges Malbrunot, autor de una documentada biografía francesa sobre Sadam Husein. Los dirigentes que se han alineado incondicionalmente con George W. Bush pueden esperar que se les tenga en cuenta a la hora del reparto; evidentemente, aquellos que han escogido otro camino probablemente no aguardan nada sustancial del amigo norteamericano.

Frente al discurso de Washington, las autoridades francesas se han instalado en el terreno de la ley. "La legalidad internacional es esencial si queremos tener un mínimo de estabilidad. A partir del momento en que un país se salta esa legalidad internacional, no hay argumentos para evitar que otro lo haga", afirma el jefe del Estado francés, Jacques Chirac.

Petroleras francesas

Apenas se maneja el argumento de los intereses que hay detrás de una decisión política, pero no cabe duda de que el frente organizado por Francia contra la guerra cuenta con unos intereses nada desdeñables, como los belicistas tienen los suyos. París está decidido a dificultar, si no puede impedirlo, una hegemonía estadounidense en Oriente Próximo. El grupo petrolero francés TotalFinaElf y el ruso Loukhoil son sólo dos de las 40 empresas que, según el diario Le Monde, mantienen contactos con Bagdad para explotar las reservas de crudo de este país: porque esos dos grupos tienen opciones sobre una cuarta parte de las cuantiosas reservas de petróleo identificadas en Irak.

Los franceses saben que de nada les sirvió, a estos efectos, sumarse a última hora a la coalición dirigida por Estados Unidos para expulsar a los iraquíes de Kuwait, en 1991. Ni el Estado francés, ni las empresas francesas obtuvieron más contratos o alcanzaron mayor influencia por ello. Y si el ataque de 1991 parecía jurídicamente más sólido -expulsar a un invasor de un país ocupado-, la obsesión de Chirac y de sus consejeros es la de no permitir que se consolide el principio de que un solo país, en este caso Estados Unidos, pueda arrogarse la capacidad de arbitrar sobre todo el planeta.

El problema de la estrategia del presidente francés es que esta crisis le coge sin tiempo para avanzar más en la institucionalización de una nueva Unión Europea. Chirac usó la celebración de los 40 años de amistad franco-alemana como la palanca perfecta para oponerse a la "hiperpotencia" estadounidense y lanzar el mensaje al orbe de que Francia y Alemania se oponían a la guerra, una idea que trataba de arrastrar la de que eso implica la oposición de Europa.

¿Se trataba de quemar etapas en la estrategia de crear una "diplomacia europea común"; un primer paso de una Europa que sería mucho más creíble que la antigua URSS como polo mundial? El problema de Chirac es que los principales aliados europeos de Washington han torpedeado esa iniciativa a las primeras de cambio, gracias a la famosa Carta de los Ocho. El presidente francés no habla con José María Aznar desde entonces. Y si se comunica con Tony Blair es porque intenta preservar un importantísimo proyecto de rearme militar a largo plazo, que importa a sectores vitales de las industrias de sus respectivos países.

A partir de la Carta de los Ocho, Chirac no ha dejado de mover sus influencias entre el resto de los países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, buscando apoyos a la tesis de retrasar la guerra y encerrar a Sadam Husein en una malla de inspecciones cada vez más estrecha, que satisfaga las exigencias de desarme planteadas por el conjunto de la comunidad internacional, sin ceder a las prisas estadounidenses por liquidarle militarmente. Una buena jugada de Chirac ha sido atraer a sus posiciones a Vladímir Putin, aunque pocos apuestan por la solidez de un pacto ruso-francés hasta el final.

Momento preciso

El momento elegido por Chirac y sus consejeros no ha sido malo. Están utilizando la estabilidad política de Francia, tras las elecciones presidenciales y legislativas del año pasado, como palanca para encaramarse a la cabeza del proyecto europeo. Y para ello se aprovechan de la inestabilidad de sus vecinos más poderosos: Tony Blair se encuentra en niveles ínfimos de popularidad; Gerard Schröeder ha salido muy debilitado de las elecciones y la coalición rojiverde mantiene relaciones tormentosas; Silvio Berlusconi carece de prestigio; José María Aznar y su Gobierno se verán muy pronto ante la prueba de las urnas. A diferencia de todos ellos, Chirac se juega poco más que su lugar en la historia.

Tras un primer mandato presidencial gafado por una serie de desastres, y salpimentado de sospechas de corrupción, la posición de Chirac contra la guerra de Irak cuenta con un enorme respaldo en el interior de su país y coincide con un amplísimo espíritu pacifista en la opinión pública europea. No obstante, desde los chistes del británico Sun -"¿Qué es un grupo de 100.000 personas con los brazos en alto?". Respuesta: "El Ejército francés"-, hasta los reportajes sobre cementerios de Normandía llenos de muertos estadounidenses por Francia, la violenta reacción de la prensa anglosajona hace mella en la moral de los franceses, temerosos de encontrarse ante un conflicto mucho más grave de lo previsto.