BUENA PROPUESTA DE ZAPATERO

 Editorial de  “La Razón” del 19.01.2004

 

El candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, sorprendió ayer con una insólita promesa electoral: no formará Gobierno a menos que el PSOE sea la lista más votada en las urnas el próximo 14 de marzo. La propuesta «suena» agradable, se presenta bien intencionada, cargada de sentido común y sintoniza sobre todo con las advertencias contra el pacto con los nacionalistas que hizo recientemente el «barón» extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Lo que Zapatero anunció ayer es que el PP podrá gobernar si gana las elecciones, aunque pierda la mayoría absoluta. O, quizás que el PSOE se cura en salud ante las posibles acusaciones populares de ser capaz de vender el Gobierno de España a los nacionalistas y a la izquierda, en una reedición del pacto balear o del tripartito que otorgó a Maragall la Presidencia de Cataluña.
   Se advierte en la promesa de Rodríguez Zapatero un giro espectacular en los modos socialistas, pues no hay que olvidar que ya Almunia intentó en 2000 un acuerdo previo con IU y que hace sólo unos meses los socialistas se han presentado, ante los electores de Madrid y de Cataluña, en pública alianza con IU y ERC, aunque con listas separadas.
   No es posible asegurar que Rodríguez Zapatero cumplirá su promesa, pero tampoco lo contrario. Por eso ayudaría a los electores tanto que el candidato explicase abiertamente las razones de su propuesta como que ésta tuviera algún efecto retroactivo y, por ejemplo, dejase gobernar a las listas más votadas en aquellas Autonomías, como ocurre hoy en Cantabria y sucedió antes en Baleares, y tantos ayuntamientos donde los pactos dejaron fuera del poder a los populares, aun siendo los candidatos con mayor respaldo electoral. Porque no se entiende bien que lo que el PSOE considera ético y lo mejor para España en el futuro, no pueda ejecutarse ahora, allí donde no tiene por qué esperar al resultado de las urnas para hacerlo. A no ser, claro, que se trate de mera propaganda, de una de esas promesas electorales más que, en la tradición socialista, están hechas «para no cumplirse».