LA ADHESIÓN DE TURQUÍA PROVOCA LA DIVISIÓN EN EL PARLAMENTO EUROPEO
Informe de Javier Jiménez en “La Razón” del 25/09/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Bruselas- El Parlamento Europeo también ha querido sumarse al intenso debate que
se vive en toda Europa sobre la posible adhesión de Turquía y preparará un
informe, que no será vinculante para los líderes de los 25 paíes de la UE, que
tomarán una decisión defintiva en diciembre. La redacción del documento no se
presenta fácil debido a las diferentes posiciones de los principales grupos
políticos, como reconoció el jueves el presidente del Parlamento Europeo, Josep
Borrell, con motivo de una visita a Bruselas del primer ministro turco, Recep
Tayib Erdogan, en la que éste anunció que su país reformará el Código Penal para
lograr el visto bueno al inico de negociaciones. Todavía con esta visita
reciente, el presidente del PPE (Partido Popular Europeo) en la Cámara, Hans
Gert Poettering, dijo ayer que es «prematuro» comenzar las negociaciones, porque
la situación de los derechos humanos en Turquía aún no es óptima. El líder del
PPE, que es el grupo mayoritario en el Parlamento, precisó que ésta no es
todavía la posición oficial de su partido pero que hay consenso en que es
prematuro abrir negociaciones y en que es conveniente estudiar otras relaciones
de asociación entre la UE y Turquía que no sean sólo su adhesión. Más favorable
a las aspiraciones turcas se ha mostrado el Grupo Socialista Europeo, cuyo
presidente, Martin Schulz, confirmó el apoyo mayoritario de su partido al futuro
ingreso de Turquía, aunque precisó que el país euroasiático debe «aceptar la
idea de tolerancia y sociedad civil europea». Schulz admitió que Turquía ha
hecho «numerosos progresos» pero matizó que «ciertas evoluciones no son
suficientes». El comisario europeo de Ampliación y responsable del decisivo
informe que la UE presentará el 6 de octubre, Gunter Verheugen, aseguró ayer que
una negativa a Turquía tendría «consecuencias devastadoras» para el proceso de
reformas en que se ha embarcado ese país y también para el mundo islámico.