ESPAÑA ES DIFERENTE

 Editorial de  “La Razón” del 12/10/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

M ás de cuatrocientos millones de personas celebran hoy en toda Iberoamérica y en muchas de las principales ciudades de los Estados Unidos el Día de la Raza, de la Hispanidad o de Cristobal Colón, convirtiendo el doce de octubre en una de las fechas con más colorido, música y alegría del calendario. Mientras, en España, el solar que dio origen y contenido a todo un mundo nuevo, la Fiesta Nacional se presenta, un año más, envuelta en la polémica, si se quiere, artificial, que siempre provocan esos sectores del nacionalismo periférico a los que parece irritar sobremanera cualquier conmemoración que reivindique la existencia de una nación española.
   En este sentido, es de agradecer los desvelos del ministro de Defensa, José Bono, para dar el mayor realce posible al acto central del Día de la Hispanidad, como es el desfile militar en el madrileño paseo de la Castellana, con el homenaje a la bandera y la ofrenda a los caídos que tiene, precisamente, por escenario la plaza dedicada a la gesta del descubrimiento y a su artífice, Cristóbal Colón. Para quienes recuerdan celebraciones anteriores en las que se relegaba a nuestras Furzas Armadas a un papel secundario, casi vergonzante, el empeño del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por realzar la fiesta y llenarla de nuevos contenidos merece, sin duda, el aplauso.
   Otra cuestión muy diferente es que a las buenas intenciones haya correspondido el acierto. El ministro Bono, político de veteranía indiscutible, ha intentado despojar de simbolismos equívocos, que a su juicio aún pueden herir sensibilidades, un acto que, por definción, tiene en todos los países de nuestro entorno un planteamiento mucho más sencillo. Pero ya se sabe que España es diferente y que lo que vale para otros, un homenaje sincero a todos los que, sin distición de ideologías, dieron su vida por la patria, aquí debe ser objeto de complejos análisis de todo tipo, incluso semánticos. Y eso, después de casi setenta años desde que concluyó la Guerra Civil y de que nuestra nación se haya convertido, gracias al esfuerzo ciudadano, en un ejemplo palpable de convivencia democrática y libertad.
   Porque eso es, simplemente, lo que la mayoría de los españoles quisiera conmemorar este doce de octubre de 2004, sin complejos ni polémicas siempre interesadas: la existencia de una gran nación como la nuestra que, pese a todas las visicitudes, todas las tragedias, ha sabido avanzar en la libertad, en el progreso social y en el respeto a los derechos humanos. Y la garantía de que España siga siendo así, libre, democrática y profundamente solidaria, la representan esos soldados que hoy recorrerán el madrileño paseo de la Castellena ante Su Majestad el Rey, el Gobierno, el Parlamento y el Poder Judicial; en definitiva, ante toda la nación española.