BONO Y EL MODELO DE ESTADO

 Editorial de  “La Razón” del 08.06.2003

 

El presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, asistente voluntariamente mudo en el reciente Comité Federal del PSOE, consiguió, sin embargo, volver a ser el centro de una polémica por él provocada. El veterano barón socialista, rotundo ganador, un año más, en su feudo, había aconsejado a sus compañeros de partido que buscaran hacia su derecha, es decir, hacia el centro del espectro político español, los votos que hacen falta para que José Luis Rodríguez Zapatero pueda llegar a la Moncloa en 2004. Su opinión, que hoy reitera en entrevista a LA RAZÓN, es que a la izquierda del PSOE el espacio político es muy reducido y que cierto tipo de guiños a ese electorado pueden ser contraproducentes, más aún cuando aparece la sombra del nacionalismo. Naturalmente, la respuesta del aparato de Ferraz, con el entusiasmado apoyo de Izquierda Socialista, ha sido de rechazo a una propuesta que, sin embargo, permite a dirigentes como al propio Bono, como a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente de Extramadura, o como al alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez; mantenerse en el poder, elección tras elección, con mayoría absolutas holgadas, gracias a esos «caladeros» tan despreciados por el actual Comité Federal socialista.
   Haría bien, sin embargo, Zapatero, en reconsiderar una propuesta que, en definitiva, no tiene otros ingredientes que la moderación de algunas actitudes más propias de pancarta y algarada callejera y la defensa nítida y cerrada del actual modelo de Estado, basado en la indisoluble unidad de la Nación española, tal y como recoge la Constitución.
   Porque lo que plantean, y practican, esos veteranos dirigentes socialistas no es más que el mantenimiento de una política nacional sin fisuras, que recupere un sector del voto asustado por el incremento de la tensión nacionalista en el País Vasco, Cataluña y Galicia. Bono, demasiado experto como para dar bazas al PP, no arremete directamente contra nadie, pero recuerda con sencillez que el PSOE de Maragall, «miembro de una saga del catalanismo cultural y político que no asusta a la burguesía», no ha ganado nunca en Cataluña o que Odón Elorza no debería ir con Arzallus ni a misa.
   Es, pues, en la firmeza de esos planteamientos, donde el PSOE debería buscar los votos que le faltan para convertirse en una mayoría suficiente en 2004. Algunos pactos, o tentaciones de pacto, que los socialistas ventilan durante estos días deberían plantearse desde esa perspectiva.