ESPAÑA, AL QAEDA Y EL TERRORISMO GLOBAL

 

EXTRACTO DEL ARTICULO DE FERNANDO REINARES EN “CLAVES Nº 141, ABRIL 2004 (pg. 24):

 (L. B.-B., 18-5-04, 12:30)

 

...EN QUÉ CONSISTE AL QAEDA

Al Qaeda, literalmente La Base, es un entramado terrorista complejo y flexible, único por su alcance transnacional y composición multiétnica que conjuga nuevas tecnologías con fundamentalismo religioso de contenidos wahabíes o específicamente salafistas. Aspira, dentro de una concepción del tiempo distinta a la que estamos acostumbrados, a unificar políticamente la comunidad de los creyentes en el islam y, al mismo tiempo o precisamente por ello, a destruir o sojuzgar el mundo occidental, el cual es intemporalmente visto como propio de judíos y cruzados. Dispone de unos cuatro mil miembros propios, en su mayoría suníes y procedentes de países árabes. Fue constituido hacia finales de los ochenta, con la experiencia que sus fundadores habían acumulado durante casi un decenio en el reclutamiento, adoctrinamiento y entrenamiento de decenas de miles de jóvenes musulmanes llegados voluntariamente desde todo el mundo árabe e islámico para combatir la invasión soviética de Afganistán. Con tal propósito, contaron con el apoyo económico y militar de varios países occidentales, especialmente Estados Unidos, así como con generosas aportaciones provenientes de Pakistán y Arabia Saudí. Pero una vez en retirada las tropas soviéticas, se sintieron abandonados a su suerte y los emprendedores de Al Qaeda optaron por reorientar la yihad hacia el terrorismo contra sus antiguos aliados coyunturales. Se consolidó inicialmente gracias a la protección que le concedieron en suelo sudanés las autoridades del Frente Islámico Nacional, que se habían hecho con el Gobierno en su país. Más tarde, a partir de mediados los años noventa, consiguió beneficiarse del privilegiado acomodo que obtuvo en su originario territorio afgano bajo el emergente dominio de los talibán. A la definitiva instauración de este régimen teocrático contribuyeron tanto los miembros de Al Qaeda, que combatieron junto a los soldados talibanes frente a los adversarios del nuevo Gobierno, como Osama Bin Laden haciendo uso de su propia fortuna personal.

Para entonces, Al Qaeda llevaba ya algunos años implicada en actividades de terrorismo contra gobernantes musulmanes acusados de no conducirse según los estrictos principios de la ley islámica y contra objetivos occidentales, sobre todo estadounidenses. Esto se debía a que, desde los prolegómenos de la llamada Guerra del Golfo de 1991, contingentes militares de esa misma nacionalidad se encontraban estacionados en la península arábiga y el entorno inmediato de los lugares considerados como más sagrados para los devotos del islam, situación que era considerada ultrajante. Sin embargo, una fatwa o edicto del propio Osama Bin Laden, un acaudalado varón de ascendencia saudí y con educación universitaria que apenas superaba los cuarenta años cuando era ya considerado el líder carismático de Al Qaeda, hecho público en agosto de 1996, dejaba bien clara tanto la extensión efectiva de los objetivos como la amplitud de los potenciales blancos de una violencia inspirada en el funda­mentalismo islámico y entendida como obligación religiosa. Una violencia no sólo dirigida contra los estadounidenses y que, pese a las aparentes limitaciones en su extensión, terminaría por alcanzar proporciones inusitadas:

"la orden de matar a los americanos y sus aliados, civiles o militares, es una obligación individual pa­ra todo musulmán, que puede hacerlo en cualquier país donde le sea posible, a fin de liberar la mez­quita de al-Aqsa y la mezquita santa de sus garras, y para que sus ejércitos salgan de todas las tierras del islam, derrotados e incapaces de amenazar a ningún musulmán".

Al Qaeda ha generado en torno a sí una nebulosa de células distintas tanto por la función en que se especializan como por el tipo de vínculo que mantienen con los dirigentes del entramado. Al tiempo, mantiene estrechos ligámenes con numerosos grupos armados adheridos a su mismo credo, a buena parte de los cuales ha conseguido absorber. El 23 de febrero de 1998, tres años y casi siete meses antes de que tuviesen lugar los atentados del 1 1 de septiembre en la Costa Este de Estados Unidos, a instancias de los dirigentes de Al Qaeda se constituyó formalmente la red de terrorismo internacional cuya violencia está marcando decisivamente el cambio de milenio. Enviados de unos veinte movimientos armados activos en numerosos países árabes y asiáticos, todos los cuales compartían una misma orientación islamista, decidieron entonces el establecimiento de una alianza entre ellos. De manera sin duda harto elocuente, acordaron denominar a esa alianza Frente Mundial para la Yihad contra judíos y Cruzados. Su mentor fue Osama Bin Laden. Según estudiosos bien conocedores de estos hechos, la configuración de esa extraordinaria red terrorista transnacional, que fue presentada en un primer momento como si de una coalición esencialmente antiestadounidense se tratara, fue inicialmente facilitada por las autoridades de Afganistán, Sudán, Irán e Irak, aunque en estos dos últimos casos los contactos apenas tuvieran continuidad. Esta combinación dispar de entidades estatales y actores no estatales permitió que Al Qaeda adquiriera alcance mundial e incluso le proporcionó un mejor acceso a las comunidades musulmanas de inmigrantes asentadas en numerosos países occidentales industrializados, donde ha desarrollado v desarrolla intensas campañas de proselitismo.

 

BIBLIOGRAFIA UTIL:

REINARES, F. : “Terrorismo y antiterrorismo”. Paidós, 1998; “Terrorismo global”. Taurus, 2003.

GUNARATNA, R.: “Al Qaeda. Viaje al interior del terrorismo islamista”. ServiDoc S.L., 2003.

JORDAN, J.: “Profetas del miedo. Aproximación al terrorismo islamista”. Eunsa, 2004.

ELORZA, A.: “Umma. El integrismo en el Islam”. Alianza, 2002.