LA ADVERTENCIA DE ARZALLUZ



  Artículo de Consuelo Sánchez Vicente en ”Diario Directo” del 6-7-03

 

Coincidiendo con la reaparición de ETA en escena -es decir, con el nuevo doble intento etarra de matar en los últimos días, afortunadamente frustrados los dos- Arzalluz ha 'advertido al Estado' que si no tiene en cuenta el Plan "necesario y sensato" de Ibarretxe sobre "la nueva forma de concebir la presencia de los vascos en el Estado español (...) a lo mejor es el último no independentista" que nos presentan. La complicidad, digamos intelectual, entre quienes mueven el árbol y quienes recogen las nueces vuelve a ser evidente.

Pero el zafio oportunismo que destilan estas declaraciones y otras igualmente encaminadas a aprovechar el terror que el terrorismo siembra en la sociedad para torcerle el pulso a Estado con la amenaza de que, si no cede, nos comerá 'el coco', resulta cada día más patético.

ETA matará, cuando pueda, mientras exista, el crimen es la única seña de identidad del terrorismo, lo único que le da carta de naturaleza; esto hay que tenerlo siempre presente. A pesar de los enormes avances que ha registrado la lucha contra este y todos los terrorismos desde los salvajes atentados del 11 de Septiembre contra Washington y Nueva York, la tantas veces reiterada voluntad de matar de esta banda y el hecho de que de vez en cuando aun lo consiguen impide extraer conclusiones en clave de 'derrota' de su relativa inactividad criminal. Conclusiones que podrían verse brutalmente desmentidas por la realidad en cualquier momento. Pero, este: ETA -no los delirios de grandeza de Ibarretxe y Arzalluz- es el único y verdadero 'problema vasco'.

Si el presidente de cualquiera de las comunidades autónomas españolas que no tienen una banda terrorista en su seno, que afortunadamente son todas menos la vasca, presentase 'al Estado' un Plan como el que le ha presentado Ibarretxe, pensaríamos que ha enloquecido. En vez de gastar ríos de tinta y de palabras en analizar las consecuencias sociales y políticas del tal plan mandaríamos al 'abajofirmante' al psiquiatra. ¿Y qué futuro esperaría al presidente de cualquier Parlamento que se negase a cumplir una sentencia del Tribunal Supremo, como está haciendo
el Atutxa, salvo la 'inhabilitación' que en estos casos prevé la legislación vigente? No 'el Estado', que está, por fin, donde debe: Arzalluz, Atutxa, Ibarretxe y quienes como ellos viven del 'problema vasco', de esa obscena forma de hacer política, son los que tienen un gran problema a la vista: cuando ETA no puede matar -y cada vez puede menos- 'el problema vasco'... desaparece.