LA VIOLENTA DESPEDIDA DE AZNAR

 


  Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del
27.08.2003

 

Para ser un político que dice marcharse por decisión propia y de buen agrado el presidente del gobierno José María Aznar, más que una salida triunfal parece que está dando un portazo al conjunto de los españoles, y en especial a la oposición que no entiende la grandeza de su gesto ni de su fulminante pasión por España.

El presidente del Gobierno nunca ha entendido el cargo que ostenta y sigue siendo presidente del PP por encima de todo y jefe de la oposición, antes a González y ahora a Zapatero, que es el verdadero jefe de la oposición. Y en esa línea se ha mostrado al inaugurar el curso político acusando a Zapatero de no tener ni proyecto, ni programa ni liderazgo. Algo que ya repitió en el Debate del estado de la Nación y que forma parte de su reciente y crispado discurso político según el cual los socialistas no tienen nada, los nacionalistas son un peligro y los comunistas son sobre todo eso: comunistas.

No se despide del poder un hombre de Estado, ni siquiera un gobernante. Se despide un autócrata de bolsillo con el único discurso del terrorismo para justificar su patriotismo nacional y su intervencionismo militar al margen de la legalidad internacional y de la ONU. Y si un nacionalista vasco pide la reforma del Estatuto o más soberanía, que es como pedir la luna pero que está legalmente admitido en nuestra Constitución que incluye el derecho a la reforma, entonces Aznar le dice que primero hay que acabar con ETA antes de pedir más Estatuto. Y si el que pide más Estatuto es un catalán entonces, como allí no hay ETA, les llama enemigos de la patria y de la Constitución.

Y para redondear asimila los atentados de ETA a una casa cuartel de la Guardia Civil al atentado de Bagdad contra la sede de la ONU, como si no supiéramos todos las profundas diferencias que hay entre uno y otro hecho y que no se puede homologar todo bajo el slogan de la amenaza terrorista y mucho menos montar frentes patrióticos nacionales contra todo el que discrepe, para finalmente de tapadillo y durante el mes de agosto darle la subvención a la fundación Francisco Franco para que haga la apología del dictador.

En el PSOE no están para tirar cohetes ni en éxitos políticos, ni en coherencia, ni en dirección política ni en cohesión nacional. Pero todo eso es un asunto suyo que no se debe de mezclar con la responsabilidad global de un gobernante, un jefe de gobierno, que lo es de todos los españoles mal que les pese y no para maltratarlos y descalificar a cada uno de ellos. A unos por socialistas, a otros por comunistas y a otros por nacionalistas queriendo apoderarse de la marca de España y de paso subvencionando lo que va quedando del franquismo. La despedida de Aznar no ha empezado con buen pie sino con malas maneras y veremos cómo acaba y cómo sigue, sobre todo cuando se abra el melón de la sucesión y podamos ver qué ha parido esa misteriosa montaña: si un gorila o un precioso ratón.