VOCEROS
DEL TERRORISMO BAAZISTA
Análisis
de editoriales en “El Semanal Digital”
del 13.11.2003
Con un breve comentario:
¿ES POSIBLE PASAR A LA
OFENSIVA?
L. B.-B. (13-11-03)
La
lectura de los comentarios que todos los diarios dedican al atentado terrorista
en Nasiriya, en el que han sido asesinados doce carabinieri, cinco soldados italianos, nueve ciudadanos
iraquíes y dos italianos, refleja hasta que punto la
prensa española difunde en sus editoriales el mensaje que los terroristas
quieren transmitir a través de sus atentados. Los terroristas no matan por
matar. Lo que pretenden estos criminales nostálgicos de Sadam
es que la población iraquí y la Comunidad internacional llegue a la convicción
de que los aliados están haciendo que se deteriore la situación en el Irak
liberado de la dictadura de Sadam, quieren forzar su
retirada, que abandonen la idea de establecer y consolidar un régimen de
libertades en aquel país, disuadirles, en definitiva, y amenazarles con mayor
violencia si no renuncian a la política que llevan a cabo en Irak.
¿Combaten
los medios de comunicación de un país democrático y occidental como España este
sermón inherente a los atentados terroristas? Juzguen ustedes mismos
simplemente fijándose en los titulares de sus comentarios: El País
titula “Irak se libaniza”; El Mundo, “En Irak se ha creado un problema
mayor que el que había, pero la ONU debe afrontarlo”, La Vanguardia,
“Irak, de mal en peor”, La Razón, “Irak: Urge un cambio de política”.
¿Criticaría
un diario como La Razón la política del Gobierno español por el hecho de
que el día anterior ETA cometiera una matanza en el País Vasco? ¿Acusaría por
ese atentado El Mundo al Gobierno de “haber creado un problema mayor que
el que antes existía”?
Seguro
que todos estos diarios nos reprocharían la comparación con ETA aduciendo que
las tropas aliadas son extranjeras en Irak. Un mal argumento, sin embargo, para
unos diarios que, por una parte, casi siempre omiten en sus editoriales la
nacionalidad iraquí de muchas de las víctimas de los terroristas suicidas, y,
por otra, nos habían hecho creer que para ellos todos los terroristas eran
iguales.
Sin
embargo, tanto La Razón como El País y La Vanguardia
insisten en hacernos creer que la solución al problema del terrorismo baazista pasa por la rápida devolución de la soberanía al
pueblo iraquí y una no menos rápida retirada de las tropas aliadas, como si el
Gobierno provisional iraquí estuviera en este momentos en mejor disposición y
tuviera mayor capacidad para combatir a los “guerrilleros” que las tropas
aliadas, como si los terroristas no fueran los primeros y los que más
celebrarían que los aliados dieran ese paso, como si las distintas facciones
que integran el Gobierno provisional iraquí no hubieran coincidido en pedir a
EE UU que sean fieles a su compromiso de mantener sus tropas hasta que las
tareas de pacificación estuvieran concluidas...
El Mundo,
aunque comete la fechoría intelectual de hacernos creer que el Irak que sufre
los atentados está peor que cuando los terroristas ocupaban el poder, por lo
menos ya no reclama como solución la retirada de tropas, sino que estas lleven
a cabo sus tareas de pacificación bajo mando de la ONU. ¡Como si eso fuera
aplacar el ansia criminal de los nostálgicos armados de Sadam!
¡Cómo si estos no hubieran ya atacado a la propia ONU y hasta la mismísima Cruz
Roja! ¡Cómo si los funcionarios de la ONU no hubieran salido corriendo al ver
que los terroristas se resisten a ser desalojados del poder!
Como
con acierto señala Colin Powell en la tercera de ABC,
“debemos recordar que la pesadilla en la que Sadam
Hussein sumió a Irak llegó a durar más que la tiranía que ejerció Stalin sobre
la Unión Soviética. No es realista esperar que la tragedia pasada de Irak se
desvanezca con rapidez”.
Si,
ciertamente, los diarios no se muestran realistas a la hora de enjuiciar la
posguerra en Irak, no dejan tampoco de amputar ciertas noticias que pudieran
contradecir su pesimista visión del Irak post-Sadam.
Así ningún diario ha informado de logros como el que la capacidad de generar
electricidad en aquel país ya haya superado los niveles previos a la guerra,
que ya se hayan reparado más de 1.700 averías graves de la vieja red de
distribución de agua, que ya se hayan limpiado 14.500 canales de irrigación,
que ya se hayan renovado más de 1.500 escuelas, que ya se hayan distribuido 22
millones de vacunas a los niños iraquíes y a las mujeres embarazadas o que
hasta tres millones de equipos de rehidratación hayan podido llegar a los niños
necesitados.
No,
de eso no se informa, como tampoco se informa de que los Estados Unidos, desde
el primer día de posguerra se pusieron a elaborar los planes para crear un
nuevo entorno de seguridad dirigidos por iraquíes.
¿Por qué los medios de comunicación no nos han informado de que ya han empezado
a impartirse a más de 35.000 agentes civiles iraquíes la formación básica para
ser policía que permitirá durante los próximos dos años graduarse cada mes a
1.500 policías civiles?
No
seríamos justos, sin embargo, si dejáramos de señalar que ABC vuelve a
ser —respecto a Irak— la honrosa excepción en un panorama mediático
bochornosamente manipulador. Su editorial va muy en la línea de lo expuesto
anteriormente por nosotros y considera que las propuestas como las que barajan
el resto de los diarios no sería otra cosa que “ceder ante los profesionales
del terror y abrir la puerta a una inestabilidad general”.
Pese
al acierto general de su editorial, debemos, no obstante, hacerle a ABC una puntualización a
un comentario respecto “a la posibilidad de que el Gobierno de Bush altere el
calendario previsto para la transición democrática, bajo la premisa de reducir
su presencia en el país antes de las presidenciales de noviembre de 2004”. Esta
cuestión es presentada por el resto de los diarios como una “rectificación” de
una política “mal planteada por Bush”.
Pues
bien, de retirada, por ahora, nada. Los objetivos siguen siendo los mismos para
la Administración estadounidense. Si ABC se basa en el artículo de Powell en el
que habla del “nuevo entorno de seguridad dirigido por iraquíes” hay que decir
que ese objetivo siempre lo contempló Washington y también que en ese mismo
artículo el secretario de EE UU apunta a “los años venideros” como el momento
“para ver la prueba de nuestro éxito”. “No importa lo difícil y peligrosa que
puede llegar a ser la vida para los estadounidenses y tantos otros que intentan
hacer surgir un nuevo Irak, nuestro mejor aliado es el pueblo iraquí”.
Ciertamente
si esto es lo que dice una “paloma” del sector realista como Powell, que no
hará el Gobierno de Bush bajo la influencia de los “neocon”
de Wolfowitz...
breve comentario:
¿ES POSIBLE PASAR A LA
OFENSIVA?
L. B.-B. (13-11-03)
La libertad es sagrada, señores, y hay que defenderla. El ¡No
pasarán! tiene que volver a resonar en los corazones de aquellos que creen
firmemente en la libertad. Vengo diciéndomelo desde el 11 de septiembre: no se
puede abandonar cobardemente el terreno ante los fanáticos, en una guerra larga
y dura que está librando la civilización frente a la barbarie teocrática. Pero
algunos no han entendido nada: se mueven por sectarismos, intereses, fobias o
simplemente melifluidad. Y el loco este de Babilonia ha demostrado una habilidad
mayúscula para torear a todo el mundo y masacrar a quien sea durante largos
años. Por eso hay que luchar y persistir, defendernos, y dejarse de mandangas
de que con la ONU todo iría mejor o que hay que buscar una salida, o que
no hay que "empecinarse en el error". ¿Hasta cuándo se van a estar
repitiendo tales estupideces?
Lo que es cierto es que la situación de inseguridad se va
incrementando, pues los grupos de la resistencia cada vez parecen estar más
organizados y coordinados, mientras que la coalición y el Consejo de Gobierno
no parecen ser capaces de plantear una política eficaz de desarticulación de la
red enemiga. Y todo ello lleva a pensar que estamos en el peor momento de la
situación, que la desarticulación del ejército y la policía del antiguo régimen
dejó sin estructuras al Estado, mientras que la falta de una derrota completa
del enemigo en la batalla de abril permitió a éste reorganizarse rápidamente
para la guerra de guerrillas, como posiblemente tenían programado desde antes
de la ofensiva de la coalición.
Pero parece imprescindible dar un giro a la situación rápidamente,
y comenzar una ofensiva para detener a los grupos que pretenden desestabilizar
el país e impedir la reconstrucción. ¿Cómo hacerlo?
Si uno estuviera a pie de obra quizá pudiera tener una respuesta
más certera a esta pregunta, pero permítanme plantear varias hipótesis, por si
sirven de algo: Parece indudable que falla la inteligencia y que frente a la
guerra de guerrillas y al "vivan las cadenas" de un pequeño sector
del pueblo iraquí, las tropas de la coalición son un objetivo muy visible,
identificable y próximo al que atacar y destruir. Por eso parece necesario y
urgente reconstruir la policía, los servicios de inteligencia y las fuerzas
armadas iraquíes, y alejar al ejército de la coalición de las zonas urbanas, a
fin de protegerlo de los ataques guerrilleros y terroristas. Por otra parte, se
podría intentar activar las estructuras tribales tradicionales de la sociedad
iraquí para controlar la violencia y proporcionar información sobre las
redes hostiles. También quizá fuera necesario crear unidades militares
camufladas y de intervención rápida de los ejércitos de la coalición, que
pudieran moverse con mayor sigilo y operatividad en el interior de la sociedad
iraquí. En general, parece muy necesario y urgente acelerar las actividades de
desmantelamiento de la red enemiga que parecen estar comenzando estos días, así
como obligar a los guerrilleros a tener que actuar más visiblemente y en campo
abierto si quieren atacar a las tropas de la coalición.
Desde el punto de vista político sí que conviene acelerar la
transición, pero sin tener como objetivo desentenderse ni dejar la
estabilización y reconstrucción del país inacabada. Más bien se trataría de dar
más iniciativa a las instituciones iraquíes y hacer pasar a la coalición a un
segundo plano, reservándole un papel de potencia defensiva frente a los
intentos de reorganizarse, emerger y volver a tomar el poder de Hussein y los baazistas. El diseño de una Constitución que articule
democráticamente el pluralismo de la sociedad iraquí parece imprescindible para
estabilizar el país, aunque quizá sea posible y conveniente dejar ir madurando
más lentamente su debate y elaboración, pero fijar entre tanto normas e
instituciones provisionales que sirvan de puente transicional, como sugieren
algunos estos días.
Lo que parece indudable es que desde hace dos meses la situación
cambió a peor, debido a la ofensiva baazista, pero
ello no debe llevar al derrotismo sino a la aceleración de los ritmos del
proceso de transición, actuando al mismo tiempo con una respuesta más enérgica
y firme desde el punto de vista policial y militar frente a unos grupos cuya
mayor organización, coordinación e intensidad de actuación tienen
que hacerlos más susceptibles de desarticulación. Se trataría de agarrar la
presa por algún lado y tirar del hilo hasta la cúspide.
Por último, ¿no sería posible fomentar la articulación y expresión
políticas democráticas del mundo sunní?
En fin, me siento impotente, querría aportar algo más, ser más
útil, pero creo que los problemas esenciales son los apuntados.