LA PEOR NOTICIA

 

  Artículo de JUSTINO SINOVA en “El Mundo” del 25.08.2003

 

La peor noticia política de agosto no ha sido la función de la Asamblea de Madrid, ni la efusión de transfuguismo en el Ayuntamiento de Marbella, ni la obstinación fantaseadora de Simancas, ni las ficciones para autorizar manifestaciones de Batasuna o negarlas a regañadientes. La peor noticia de agosto ha sido el titubeo con que el partido de Zapatero encara el reto del PNV para lograr la secesión de Euskadi, a lo que hay que añadir su aceptación (por boca de Chaves, su presidente) del invento de Maragall para resucitar la Corona de Aragón.

Ibarretxe ha programado para septiembre el pistoletazo de salida de su plan para la independencia de Euskadi. El proyecto es anticonstitucional (no acata el procedimiento previsto en la Constitución para su reforma), anexionista (pretende hacerse con Navarra y tres provincias francesas en nombre de un País Vasco que sólo existe en la mente de algunos), insolidario (no respeta ni la Historia ni la realidad del resto de España), discriminador (olvida gravemente los derechos de los no nacionalistas, vivan o no en Euskadi), perverso (se aprovecha de la violencia implantada por ETA y sus organizaciones de apoyo, entre ellas Batasuna, a la que las instituciones controladas por los nacionalistas de Arzalluz defienden y protegen) y, en resumidas cuentas, antidemocrático. Sus posibilidades de salir adelante son nulas, pero su trámite creará gravísimas tensiones.Ante tal perspectiva, dos partidos tienen la responsabilidad de liderar y consolidar la firmeza nacional, los dos partidos con implantación estatal: el Popular y el Socialista, a los que el riesgo aconseja una acción unida y coordinada, como la que diseñaron en el pacto contra el terrorismo.

Pero el partido de Zapatero hace ascos (aunque el propio Zapatero estaría por otra actitud) a tal labor conjunta, obsesionado por distanciarse del PP, se ha mostrado dispuesto a hablar con Ibarretxe (que no quiere dialogar, más que de fachada, sino imponer) y ha anunciado hasta una reforma del Estatuto vasco (que es ahora perfectamente innecesaria). Cuesta entender esta táctica, que proviene del socialismo vasco, para enfrentarse a la deriva de Ibarretxe, pero sobre todo hay que temerla. La prueba de su error ha sido el elogio que le han regalado los peneuvistas, que sienten como si hubieran ganado un aliado. Desde luego es la peor noticia porque significa que, de confirmar el PSOE esta estrategia, la lucha constitucional contra el inicuo plan Ibarretxe va a ser mucho más difícil. Y todo ello sin haber frenado Zapatero la fantasía de Maragall.