¿SOLOS O EN INCÓMODA
COMPAÑÍA?
Artículo de Eusebio Val, Washington. Corresponsal en “La Vanguardia”
del 30.04.2003
Con un breve comentario:
LENTITUD DESESPERANTE Y PELIGROSA
L. B.-B.
El
principal reproche que desde Estados Unidos se hace a sus aliados de la OTAN
–en especial a Francia, Alemania y otros miembros de la “vieja Europa”– es su
falta de voluntad política para asumir su defensa y su negativa a reconocer que
en el mundo hay amenazas muy reales, que no vivimos en el paraíso kantiano de
la “paz perpetua” y que a veces es inevitable el uso de la fuerza porque la
diplomacia y la negociación no funcionan.
Durante su comparecencia ayer ante el Senado, Colin
Powell quitó importancia a la minicumbre de cuatro
países sobre “una especie de plan para crear algún tipo de cuartel general” de
un contingente multinacional. “Lo que necesitamos no son más cuarteles
generales, lo que necesitamos es más capacidad, dotar a la estructura y a las fuerzas
del equipo que necesitan”, señaló. El secretario de Estado dijo que Washington
presiona para que los aliados europeos gasten más en defensa, tengan la
“voluntad política” de hacerlo y sean conscientes de que “todavía hay
amenazas”. Powell reconoció, sin embargo, que en esta labor “no tenemos el
éxito que desearíamos”.
En Europa existe una exagerada tendencia a atribuir el unilateralismo de la
actual Administración Bush a los “halcones” neoconservadores que tanta
influencia tienen en ella. En realidad se trata de un proceso más profundo que
ya se inició en los años de Clinton. La guerra de Kosovo fue un severo toque de
atención para Washington. Como explica el que fue el comandante supremo de la
OTAN durante aquel conflicto, el general retirado Wesley
Clark, en su libro “Waging modern
war”, aquella guerra sacó a la luz el brutal
desequilibrio tecnológico entre los aliados. Además, Estados Unidos se vio
constreñido por la necesidad de consensuar políticamente los objetivos de los
bombardeos aéreos y por las presiones de algunos países europeos para que
hubiera una tregua. Washington sacó la lección de que nunca más asumiría una
guerra en estas condiciones, y menos aún cuando sus intereses vitales
estuvieran en juego, hecho que no sucedía en Kosovo. Por eso, tras el 11-S,
Washington decidió actuar casi en solitario en Afganistán, a pesar de que, por
primera vez en su historia, la organización atlántica activó el mecanismo de
ayuda mutua.
Estados Unidos tiene un intenso debate sobre su política exterior y su papel en
el mundo. La discusión está abierta y es demasiado pronto para sacar
conclusiones. Dependerá en buena medida de cómo evolucione el arriesgado
experimento iraquí, de sus repercusiones en Oriente Medio y del desenlace de
otras crisis como la de Corea del Norte. Está ya claro, no obstante, que
Washington se va inclinando por una “política de poder” clásica y que crece su
recelo ante instituciones multilaterales como la ONU. Todo ello agranda la
brecha con Europa. Pero incluso los más radicales son conscientes de que, a
medio plazo, EE.UU. no puede confiar en exclusiva en su poderío militar: su
seguridad y hegemonía dependen de un mínimo consenso que exige diálogo y la
aceptación de ciertas reglas de juego. El ancla de una OTAN viable resultará vital
para conseguirlo.
Breve comentario:
LENTITUD DESESPERANTE Y PELIGROSA
L. B.-B.
Querría estar más descansado, poder
dedicar más tiempo a la lectura de la información que fluye vertiginosamente
estos días y poder aportar un comentario mínimamente lúcido sobre la situación
internacional. Pero el trimestre ha sido agotador, me esperan tres días de
bosques, arroyos y ríos en el Solsonés y no puedo
dedicar cervicales y horas estos días al trabajo. Por ello, desearía no hacer
este comentario. No obstante, la situación en Irak preocupa: la política
institucional va demasiado lenta y comienzan a aparecer signos de
intranquilidad, movimientos desestabilizadores y sensación de vacío de poder.
Se observa una especie de parálisis enormemente peligrosa para el éxito de la
transición en Irak y el Oriente Próximo. Por eso, uno no puede abandonar
el módem sin sentirse irresponsable. El inconveniente de esta actitud es
que lo que voy a escribir me resulte frustrante, por inconcluyente o
insuficientemente documentado.
Veamos: parece existir indefinición
política por parte de la coalición con respecto a la estrategia a seguir en
Irak; parecen existir conflictos internos en la Administración norteamericana
entre el Departamento de Estado y el Pentágono; sigue sin formularse con
claridad una estrategia para superar la brecha trasatlántica en la ONU y la UE
que permita actuar con energía y eficacia a nivel internacional; la evolución
de los grupos políticos iraquíes es muy lenta, y todo ello está produciendo a
pie de obra en Irak parálisis, vacío de poder y agitación, utilizada por los
sectores más adversos a los objetivos de una transformación positiva del país.
Empezando por donde creo que hay que
empezar: no es conveniente hacer "tabula rasa" de las instituciones
internacionales, aunque haya que reformarlas en el medio plazo. Pero, ahora,
¿no es posible activarlas urgentemente? Parece necesario e inevitable que la
ONU levante las sanciones a fin de permitir el restablecimiento de la economía
iraquí. Y esto debería haberse hecho ya, si se pensara en las necesidades del
pueblo iraquí y no en poner palos en las ruedas del carro de los objetivos
comunes. El sentido de las prioridades, así como de la urgencia y de la
oportunidad de las cosas parece ser una cualidad ausente en el comportamiento
de algunos líderes europeos. Si quieren construir la Unión Europea no lo hagan
a costa de Irak y del equilibrio del Oriente Próximo. Para Europa hay tiempo y
no se cierra ninguna oportunidad; para Irak y su región no existe ni abundancia
de tiempo ni márgenes para la improvisación.
¿No sería posible cerrar la brecha
atlántica y y la producida en el interior de la UE con el fin de adoptar
las medidas urgentes y necesarias para el control de la situación en
Irak? Si el problema son los intereses y el petróleo, ¿no se podría encomendar
provisionalmente su gestión a algún organismo económico internacional, mientras
no se forme el gobierno provisional iraquí?
Es cierto que los EEUU y los países de la
coalición tienen razones para sentirse irritados por todo lo acontecido, pero
es preciso recuperar la concordia y gobernar la situación con perspectiva de
futuro, y ni la UE se puede construir en contra de EEUU, ni sin un
liderazgo más consensual que el que existía, ni EEUU puede ambicionar gobernar
el mundo en solitario. Necesita apoyos y colaboración permanente en la
construcción de Irak y del Oriente Próximo a través de alguna estructura
internacional estable, y no solamente mediante coaliciones "ad hoc".
¿No cabría estructurar algún mecanismo de decisión ágil, que eludiera la
lentitud e inoperancia del Consejo de Seguridad? ¿No sería útil algo similar al
"cuarteto" también para Irak? ¿O algún comité que permitiera
recuperar la unidad de acción en toda la zona, contando también con algunos
países árabes?
En fin, mi impresión es que EEUU no debe
ni puede renunciar al liderazgo, pero debe compartir sus decisiones básicas con
otros países más, además de los de la coalición, a fin de ganar legitimidad y
operatividad en la reconstrucción del Irak. Y con más legitimidad y apoyos, si
fuera necesario prolongar por más tiempo la dirección de Irak, se podría hacer
sin temor a sentirse acusados de colonialismo y "ocupación". La tarea
va a exigir tiempo, y no se puede dejar a medio acabar. La Humanidad se juega
mucho en Irak y en la región.
¿Cuál podría ser el papel de las Naciones
Unidas en todo esto? En primer lugar, dar legitimidad a toda la operación y al
gobierno que se forme en el plazo de un mes en Irak, primero participando en el
comité y posteriormente mediante decisiones del Consejo de Seguridad. Pero
también, gestionar la ayuda humanitaria y aportar colaboración técnica y
administrativa en la reconstrucción de las instituciones iraquíes.
Si se pudiera crear algún tipo de comité
ágil, que permitiera ejercitar un liderazgo más compartido, se podría activar
el ritmo de la transición en Irak, sin la preocupante lentitud actual.
En fin, disculpen por no poder aportar más
ayuda. Hasta pronto.