LA DERIVA DE ZAPATERO

 

  Artículo de Ignacio Villa  en “Libertad Digital” del   22.08.2003

Con un breve comentario al final:

 ¡ADIOS! (L. B.-B., 22-8-03)

El secretario general del PSOE ha perdido una oportunidad única e irrepetible para callarse. José Luis Rodríguez Zapatero ha podido aprovechar la actual situación de Irak, tras el atentado contra la oficina de Naciones Unidas en Bagdad, en el que ha muerto el militar español Manuel Martín Oar, para iniciar un cambio de actitud y de estrategia que devuelva al PSOE al lugar donde residen los partidos serios, responsables y con una visión global de las políticas de Estado. Ha podido dar un giro, un cambio de rumbo que saque a su partido de la compañía de Izquierda Unida; pero ha vuelto a desperdiciar esta ocasión, posiblemente la última para cambiar antes de iniciar la carrera electoral de las generales del año 2004.

Después de escuchar a Rodríguez Zapatero en la rueda de prensa que ha ofrecido en Sevilla, en la que ha recuperado sus teorías, ruinosas y vacías de contenido, sobre la crisis de Irak, las preguntas nos asaltan de forma estrepitosa. ¿Se equivoca él solo o son sus colaboradores los que le conducen a estos desastres? ¿Son sus propias torpezas o son los consejos de Caldera, Rubalcaba o Blanco los que propician estas equivocaciones cada vez más irreversibles? ¿Es incapacidad de liderazgo o son las trampas que le tienden desde el Grupo Prisa? ¿Tan difícil es salir del error, o es que Felipe González le impide recuperar el tono político que enseñó a todos al llegar a la Secretaría general del PSOE?

Quizá no sea una sola la razón que le está llevando a tanto tropezón consecutivo, sino que posiblemente sea una mezcla cuidada y calibrada de esta larga lista de errores que están colocando a Zapatero en el disparadero. Pero lo cierto es que llegó con un proyecto para 2008 y, a este paso, llegará con dificultades a 2004 como punto final de recorrido. Además, ante el asombro de todos, esta huida hacia ninguna parte que ha emprendido el secretario general de los socialistas es cada vez más incomprensible. Durante la guerra de Irak, se convirtió en una comparsa de Izquierda Unida. Se apuntó sin contemplaciones a la política asamblearia, se desmarcó de la responsabilidad institucional y entró en una dinámica facilona de demagogia que supuso un sonoro fracaso: primero, en las elecciones municipales y autonómicas; y después, en el Debate sobre el Estado de la Nación, del que Rodríguez Zapatero salió escaldado.

Zapatero se ha equivocado en el fondo y en la forma y no parece estar dispuesto a rectificar. Está encantado con su "giro" a la izquierda, pero mientras gira y vuelve a girar, se emborracha cada vez más con el mareo y se aleja a toda velocidad de una posible mayoría electoral. Las urnas han sido claras: cuanto más cerca esté de Llamazares, más lejos se encontrará de la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar España. Pero no sólo se lo dijeron los escrutinios del pasado 25 de mayo, sino que también se lo han recordado desde dentro de su partido: el propio José Bono le insistía, no hace mucho, al afirmar que, sin el votante de centro, ese mismo votante al que él mima en Castilla-La Mancha, el PSOE no volverá al poder.

Pero aquí no acaba todo. Parece que para Zapatero no es suficiente con perseverar en el error. Ahora, además, ha conseguido "reinventar" un discurso ¿pacifista? y de ¿conseso? que nadie entiende. Mezcla el atentado terrorista de Bagdad, en el que ha muerto el militar español Martín Oar, con los cascos azules, con la legalidad internacional, con el papel de Naciones Unidas, con la guerra "ilegal", con los errores de la Coalición y –cómo no– con Bush, Blair y Aznar, a quienes culpa de todos los males de Irak, del mundo y del universo. Y, por si este embrollo no fuera suficiente, le pide a Aznar que rectifique. Es decir, lo de siempre: criticar a todos sin buscar soluciones. Pero encima, ahora, mezcla conceptos y papeles como si fuera un principiante. En fin, que Zapatero, no contento de ir de la mano de Gaspar Llamazares, ahora ha conseguido "fabricar" un discurso indescifrable.

A este paso, no lo duden, que instalado como está Zapatero en esta dinámica, todavía veremos nuevas entregas.

 

BREVE COMENTARIO:

¡ADIOS! (L. B.-B., 22-8-03)

 

Estos días Rodríguez Zapatero y Caldera han iniciado el curso político y reincidido en el error. Y Maragall, desde Rupiá, les ha acompañado. No hay nada que hacer: han emprendido un camino erróneo basado en desconocer la situación real y sus peligros, en confundirse de enemigos, y en aportar pseudosoluciones inviables que lo que harían sería empeorar la situación. Me temo un desbarajuste en el PSC después de una derrota en las autonómicas y un batacazo del PSOE en todas las sucesivas elecciones que se van a producir este curso.

Rodríguez Zapatero y Caldera siguen haciendo el avestruz, metiendo la cabeza debajo del ala ante los dos peligros más acuciantes de la situación política: la guerra de Irak y el problema vasco. Caldera considera un "error profundo" toda la política internacional seguida con Irak en el último año, sin aceptar que el error profundo es meter la cabeza debajo del ala ante el peligro del Oriente próximo y seguir a ciegas la política irresponsable y estúpida de Francia y Alemania en los meses pasados. El odio que Rodríguez Zapatero afirmó que crearía la política internacional en Irak ya existía antes: los fundamentalistas no son hermanas de la caridad y Saddam Hussein tampoco. De manera que la resistencia guerrillera que se está produciendo era previsible: estamos ante un cambio de era en la política internacional y en el mundo islámico, por lo que la libertad en Irak tiene un sinnúmero de virulentos enemigos que se enfrentarán a ella. Lo qe hay que hacer es arrimar el hombro y dejarse de racanear o proponer pseudosoluciones.

¿No existen asesores de  política internacional en el PSOE que informen a los miembros de la ejecutiva que los cascos azules no pueden utilizar armamento pesado? ¿o de que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad no pueden integrar las tropas de las Naciones Unidas? Si lo que proponen nuestros preclaros líderes del PSOE es mandar cascos azules a Iraq en sustitución de las tropas de la coalición, la propuesta no es solamente inviable sino demencial. Si lo que proponen nuestros preclaros líderes es que la jaula de grillos del Consejo de Seguridad dirija la dificilísima y complicada política de reconstrucción y democratización de Irak, la conclusión no puede ser otra que es que están delirando. Si lo que proponen es que la ONU encomiende a una gran coalición internacional la política de Irak, pues entonces deben sumarse rápidamente a la coalición existente y pedir a Chirac, Schroeder y otros preclaros líderes que apoyen el esfuerzo de la coalición actual y las propuestas que Powell presenta estos días en el Consejo de Seguridad.

Pero es que con el problema vasco y el modelo de Estado sucede otro tanto: según los actuales dirigentes socialistas el peligro del nacionalismo soberanista ---vasco, catalán y gallego--- no es más que un espantajo creado por Aznar, que es el gran enemigo de España por su cerrazón e inmovilismo, con el fin de ganar elecciones. Por eso parece que el nacionalismo vasco y catalán son víctimas del nacionalismo español rancio del PP. Y siguen haciendo el avestruz: aquí el que no se ha movido del siglo XIX es el nacionalismo vasco, o se ha movido solamente para acercarse al nazismo de ETA y buscar sus apoyos para realizar  los objetivos máximos del peor Arana. Y el que está comenzando a moverse es el nacionalismo catalán, hacia una "Cataluña sin límites" hacia la soberanía, hacia la creación de un nuevo Estatuto y hacia los privilegios del  concierto económico.

Frente a esta nueva situación, en lugar de buscar el pacto con el PP para fijar límites al nacionalismo periférico y articular un gran pacto de Estado sobre una posible evolución que consolide el Estado autonómico-federal español, lo que se hace es entablar diálogo con el nacionalismo vasco, afirmar que la Constitución es una norma transitoria y rechazar la formación de una alternativa constitucionalista al nacionalismo vasco en Euskadi.

Ante todo este conjunto de políticas erróneas que, como decía al principio, parecen augurar fracasos continuados y debilidad frente a peligros reales, uno, si se siente responsable, como español y como socialista que cree en la defensa de la libertad, no tiene más remedio que desvincularse y decir adiós a expectativas y esperanzas puestas en la evolución del PSOE y del PSC, así como abandonar la confianza puesta en los líderes actuales de ambos grupos. Me temo que se están equivocando de raíz, que lo van a pagar caro el socialismo español y/o España, y que por ello debemos articular voces críticas ante esta deriva, aunque podamos equivocarnos en nuestros pronósticos. Que no lo creo.