LA HERENCIA DE AZNAR PONE NERVIOSO A ZAPATERO
Artículo de Ignacio Villa en “Libertad Digital” del 27.08.2003
El arranque en Menorca del presidente Aznar no ha
defraudado en sus contenidos. Como era de esperar, la intervención del jefe del
Ejecutivo ha respondido a las expectativas creadas. En un mensaje bien trabado,
Aznar no habló de sucesión, fue muy duro con el PSOE de Zapatero y con el Plan
Ibarretxe y volvió a poner encima de la mesa las razones que explican una
incansable lucha contra el terrorismo. Todos ellos fueron mensajes más o menos
previsibles por la forma de actuar en política de Aznar, pero junto a lo dicho,
hay una lectura de la letra pequeña que hay que tener muy presente: el
presidente no sólo ha marcado las pautas de su último curso político, sino que,
por encima de todo, ha querido marcar su herencia política al sucesor, señalando
la "fórmula de éxito" que el PP ha puesto en práctica en los últimos ocho años.
Hay quién puede sugerir que estas pautas del presidente del PP están
encorsetando al sucesor, que atan de pies y manos al que venga detrás, que
anulan las iniciativas de quién sea elegido, pero lo cierto es que sería de una
grandísima torpeza estratégica y de una increíble soberbia política sí, al que
sea el cabeza de cartel en marzo de 2004, se le ocurre romper con la herencia de
Aznar. Hasta el día de hoy, el actual presidente del Gobierno ha sido el único
que ha conseguido ganar dos elecciones generales para el centro-derecha en
España. ¿Qué motivos pueden existir para romper con ese legado? Pues,
sinceramente, ninguno. Así pues, parece evidente que el PP debe de mantener la
"fórmula Aznar" como una fórmula de éxito, y realizar la transición con
tranquilidad, sin precipitaciones y manteniendo unas señas de identidad que el
actual presidente del PP ha ido forjando en estos últimos años.
Esas señas propias están marcadas por una constante lucha contra el terrorismo,
por una política económica con resultados contantes y sonantes para el
ciudadano, con un nítido modelo de España y con una unidad de criterios y de
acción envidiable para todos. ¿Para que romper con esta herencia? ¿Qué sentido
tiene tirar por la borda unas maneras y unos principios que demanda la
ciudadanía?
Además, con esta herencia, Aznar ha conseguido poner en evidencia las
deficiencias y las miserias del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. Los hechos
demuestran lo dicho. El líder socialista, por lo que estamos viendo, ha
enterrado definitivamente cualquier vía de moderación. Sus intervenciones
públicas en este final del mes de agosto, insultando al presidente Aznar, dejan
al descubierto a un político nervioso, desorientado y sin recorrido. El tono que
el secretario general del PSOE ha empleado, por ejemplo este martes, para
responder a la intervención de Aznar en Menorca, nos confirma su incapacidad
para ejercer un auténtico liderazgo entre los suyos. Zapatero no sólo no sabe
poner orden en sus filas, sino que ahora se revuelve con muy malos modos como
única salida para sus muchos problemas. Sin duda, queda claro que el crédito del
líder socialista está bajo mínimos.
En esta carrera política que termina en marzo de 2004, la balanza está cada vez
más desequilibrada. Mientras que el PP mantiene una "fórmula" que se ha
demostrado ganadora, en el PSOE, lejos de encontrar su propia "fórmula" que
contrarreste a los populares, se dejan llevar por la corriente, sin dirección y
sin freno. Unos se mueven en terreno seguro, mientras que los otros son
incapaces de salir de las arenas movedizas. Y eso es lo que hay.