LOS ESTROPICIOS DE ZAPATERO
Artículo de Ignacio Villa en “Libertad Digital” del 10.09.2003
La historia se repite. Y en el PSOE tan contentos. Por
lo que hemos visto en la primera sesión de control al Gobierno después de las
vacaciones, el Partido Socialista no ha reflexionado sobre la estrategia que le
llevó a la derrota en las elecciones del pasado mes de mayo. Rodríguez Zapatero,
encantado de haberse conocido, mantiene el mismo discurso y los mismos
estropicios. Esta decidido a seguir pegándose contra el muro, indiferente a sus
propios errores y a sus propios tropezones. El secretario general del PSOE, en
un gesto de nula imaginación política, sólo mantiene la guerra de Irak como
única línea de desgaste al Ejecutivo. No le importa haber comprobado en las
urnas que los ciudadanos no han respaldado sus formas y sus maneras de llevar la
crisis; le da exactamente igual que sus políticas le hayan separado de los
votantes de centro que previsiblemente le pueden dar la mayoría absoluta en unas
elecciones; no parece que le afecten demasiado sus muestras de incapacidad de
liderazgo en las filas del Partido Socialista. En definitiva, Zapatero sigue
tropezando en la misma piedra. Y tanto tropezón a siete meses de las elecciones
generales ya no es un simple peligro, es el comienzo del final de una corta
etapa.
No deja de ser curioso que el actual secretario general del PSOE, cuando llegó a
ese cargo hace tres años, lo tenía todo a favor. Especialmente tenía a todo su
partido, lejos del poder, dispuesto a cerrar heridas deprisa y corriendo. Todo
el Partido Socialista quería olvidar urgentemente la "etapa González" para
empezar de nuevo. Zapatero ha sido incapaz de aprovechar el viento a favor y se
ha hundido poco a poco. Zapatero se hunde al son de las directrices del Grupo
Prisa y a base de los trompicones de un principiante.
El secretario general del PSOE que hemos visto en este arranque del curso
político es un líder noqueado por sus propios errores y descolocado por sus
propias estrategias. No se contenta con seguir machacando inútilmente con la
crisis de Irak al Gobierno, además es fiel lector de los argumentos que le
suministra el Grupo Prisa, sin más imaginación. Un callejón frío y sin salida,
que cada vez tiene menos soluciones y alternativas.
Ante tanto despropósito, volvemos donde tantas otras veces. Zapatero no responde
a lo que cabe exigir a un líder, pero su equipo tampoco sabe estar a la alturas
de las circunstancias. Aunque todo hay que decirlo, Zapatero no ha tenido muy
buen ojo para elegir a sus colaboradores. Y encima, cuando decide cambiar a José
Blanco como portavoz del PSOE, elige a Carmen Chacón. El "proyecto Zapatero" se
desmorona más rápido de lo que se podía pensar, no tiene cimientos y no tiene
directrices. El Zapatero del miércoles en el Congreso es una caricatura del
Zapatero del comienzo de su mandato. En el PSOE lo saben, y el desánimo ya es
generalizado. Esta etapa se da por amortizada.