"Z", AMIGO, ¡SAL DE AHI! ¡VIRA DE UNA VEZ!

¡ES NECESARIO Y URGENTE UN VIRAJE ESTRATEGICO DEL PSOE!

 Artículo de Luis Bouza-Brey del 4-7-03 (12:30 hs.)

 

Hoy voy a escribir un artículo apasionadamente frío dirigido a “Zapatero”. Es un artículo de un socialista de toda la vida, de un socialista sin partido preocupado por el rumbo del PSOE.

 

La política es opinión, por eso tengo por norma escribir en primera persona o con el “uno cree que…” cuando emito opiniones. Me parece poco transparente y demasiado enfático vestir las propias opiniones con el “resulta evidente”, o con la forma impersonal del verbo, que parece denotar una objetividad excesiva para temas opinables.

 

Por eso les digo que, además de la forma muy personalizada, este artículo es apasionadamente frío: creo que, como la política es opinión, uno debe distanciarse de sí mismo, debe tener siempre presentes las posiciones de los que opinan de manera distinta, para depurar las propias convicciones y opiniones de inercias y errores, o narcisismos, o perezas, que conducen al fracaso de la fórmula de convivencia en que consiste la democracia. Al fracaso del propio país al que se ama, en definitiva. Y al fracaso de uno mismo, a la postre, por no ser capaz de aportar algo positivo a los demás.

 

Y a esta actitud de distanciamiento relativo de uno mismo yo no le llamaría centrismo: lo que se llama centrismo suele tender a ser indefinición ideológica, suele tender a buscar fórmulas ambiguas con respecto al modelo de sociedad que se prefiere y a justificar la ausencia de objetivos propios con el recurso al diálogo y el acuerdo coyuntural como el único objetivo de la política.

 

Por el contrario, la posición que yo considero correcta es la de intentar llegar a un mínimo común denominador democráticamente respaldado y aceptado a partir del modelo de sociedad al que se considera mejor. Creo que el objetivo de la política debe consistir en buscar una hegemonía consensuada mediante fórmulas democráticas, lo que implica defender y respetar los derechos de los adversarios para discrepar y su derecho a ganar el apoyo popular en el futuro, si es que pierden frente a las posiciones propias.

 

Pero bueno, después de esta especie de prólogo motivacional, paso a exponerles mis fríamente apasionadas opiniones. Las opiniones de un demócrata socialista que cree en un futuro mejor para España y el mundo y que se ve desgarrado por lo que considera errores de los actores políticos más próximos a sus convicciones.

 

En primer lugar, debo decirles que no conozco personalmente a “Zapatero”, aunque he seguido su trayectoria con atención, y siempre he pensado que podía liderar la salida del laberinto del PSOE, su renovación y adaptación a las necesidades actuales del país. Por eso me duele ver a “Z” y al PSOE embarrancados nuevamente.

 

Todo iba bien hasta las escaramuzas políticas previas a la guerra de Irak. Hasta ese momento, el PSOE había hecho una política de oposición correcta, en el tema del “decretazo”,  y en la denuncia de la desidia inicial del Gobierno gallego y español ante la catástrofe del Prestige. En aquellos tiempos, a finales del año pasado, parecía que el Gobierno comenzaba a cometer errores serios, debido en gran parte a la falta de un sistema informativo autónomo que le permitiera conocer la realidad y al carácter distante y arrogante de Aznar, que le aislaba de las expectativas y demandas populares. Y la guerra de Irak, con la protesta bastante espontánea de un amplio sector de la población a la misma, pareció que le daba la puntilla a un Gobierno que finalmente se ponía a la opinión pública en su contra.

Uno no conoce los intríngulis de los procesos de decisión del PSOE, pero parecen bastante complicados: existen personas de más peso relativo que otras, y los medios de comunicación afines, como pueden ser “El País”, la “Ser”, “CNN+” “Telecinco” y “El Periódico” son muy influyentes en los posicionamientos del día a día. 

Pues bien, en aquellos momentos lo que se observó fue una actuación al unísono, una actuación estratégica, tanto en el campo de la política internacional, como en el PSOE, como en los medios de comunicación mencionados, orientada a atacar frontalmente al gobierno y al PP a fin de privarlos de legitimación y autoridad y preparar su derrota inicial en las elecciones municipales y autonómicas y posteriormente en las generales. Se produjo un viraje estratégico, consistente en intensificar la oposición a fin de acelerar la previsible caída del Gobierno. “Z” se transformó, pasando de su anterior estrategia moderada y pausada, que parecía confiar en una victoria a medio plazo, para el 2008, con una lenta preparación del terreno político y la alternativa al PP, a una estrategia de “crispación” y confrontación radical con el Gobierno, pensando en una fácil derrota del PP en el 2004. Parece que se pensó también que podría producirse  entonces una victoria  por mayoría relativa que obligaría a gobernar en coalición, posiblemente con IU, lo cual llevó a acercarse a las posiciones de este grupo, dejando un terreno vacío en el centro y el camino libre al acoso y la desestabilización política del PP con tácticas protototalitarias de los sectores próximos a IU y de los grupos antisistema.

 

De manera que, durante unos meses, se produjo una delirante mezcolanza callejera del PSOE con IU, grupos antisistema, HB, republicanos, anarquistas y pacifistas en su lucha contra el “maligno” yanqui Bush y su “títere” Aznar, haciéndonos retroceder a situaciones de hace treinta años y a posiciones izquierdosas de la guerra fría.  Prodigiosamente, resucitaron banderas olvidadas, con su acompañamiento de formas de acción tradicionales de estos diversos grupos, como recogidas de firmas a favor de simplezas, y grupos sociales de “la cultura y el progreso” apoyando actuaciones agresivas y antidemocráticas.

Pero lo peor de todo fue esa mixtura típica de situaciones predemocráticas y protototalitarias, donde se mezcla la ética con la política, y en las que la discrepancia con las propias convicciones éticas se considera maligna y a los  actores de la disidencia como indignos de participar en la vida política, enemigos del bien y del país y merecedores del acoso incluso violento y de la exclusión de la vida política.

Y la consecuencia de todo este retroceso fue que mucha gente le vio las orejas al lobo de la desestabilización de la democracia y el arraigo del totalitarismo, de manera que lo que parecía que iba a constituir una victoria fácil sobre el PP se transformó en un equilibrio de fuerzas inesperado que hizo quebrar las expectativas de victoria en el medio plazo. Un PSOE crecido y un PP temeroso se vieron sorprendidos por los resultados electorales, por lo que la estrategia del PSOE, de utilizar de manera oportunista políticas populistas y demagógicas para derribar al PP resultó un fracaso. Y lo que es peor, hizo a muchos conscientes de que la victoria del PSOE sobre el PP iba a necesitar más tiempo y consistencia ideológica y estratégica para su realización.

 

Pero esa estrategia de crispación y deslegitimación del PP y Aznar continúa en la actualidad, paradójicamente, contra un gobierno que ha efectuado una política económica y antiterrorista positivas y que vuelve a subir en las encuestas. De manera que el PSOE y su líder parecen incapaces de virar, de volver a la política anterior a la guerra de Irak, de elaborar una alternativa para el medio plazo que suscite apoyos en los “caladeros” del centro (Bono) y les permita ganar las elecciones para entonces, superando el bache actual.

 

Paradójicamente, “Z” está actuando fuera de sí, jugando un papel que no le es propio, y cerrando el camino a una revitalización del PSOE. Los medios de comunicación opuestos al PSOE hablan de una política “felipista”. Pero la paradoja y la incoherencia se acentúa cuando vemos a Solana y Felipe González rectificar el rumbo en la política internacional, para acercarse al gobierno norteamericano, mientras que la ejecutiva del PSOE se autobloquea, insistiendo pertinazmente en el error, dando de bruces continuamente contra la realidad e intentando diseñar un dibujo de Aznar y el PP como la encarnación de todos los males. Todavía no han caído en la cuenta de que la democracia tiene que construirse entre la izquierda y la derecha, y de que no se puede afrontar los peligros que acechan a la misma en el corto plazo con un sistema débil e inestable, impotente para defenderse.

 

Por eso, para acabar, quisiera formular la conclusión de que es necesario y urgente que “Z” vuelva a reencontrarse a sí mismo, al PSOE y al electorado, efectuando un viraje estratégico hacia la elaboración de una alternativa viable al PP, redescubriendo los ritmos de evolución política propios del país, buscando el centro desde la izquierda,  y renovando su ejecutiva si considera que son precisas personas más asentadas para ello. Si no se hace algo así, el futuro del PSOE, y de “Z” serán perniciosos, y la democracia española más débil de lo que podría ser.