EL BATZOKI DE LOS BASTAYATARRAS

Artículo de Biante de Priena en “Ciudadanos en la Red” del 20 de abril de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Lo que se está viendo en la organización interna de UPyD, no se había visto en España desde el periodo glorioso que va de los tercios de Flandes a los tercios de Franco, es decir, cuando la democracia era una entelequia. Ni la dirección política de Ciutadans, auténtico caos donde los haya se pasó de autoridad tan extraordinariamente, como lo ha hecho la dirección política de UPyD con los militantes de su partido. 

Que singular osadía la de Mikel Buesa, cuando le dice a un periodista de El Imparcial: “Somos pequeños pero bien organizados”, él, precisamente, hablando de buena organización, cuando no ha tenido participación alguna en la misma y posiblemente desconozca lo que está ocurriendo, vamos, hablar por hablar.

El profesor de Ciencias Políticas, Luis Bouza-Brey, ha respondido con precisión a estas palabras titulando sus razonados argumentos: “ni un atisbo de crítica”, y en los que se dice lo siguiente:

“Aquí tenemos la versión oficialista de UPyD, pero no aparece ni un atisbo de crítica a un partido inconstitucional e ilegal, que ha incumplido durante dos años la Constitución y la Ley de Partidos Políticos; cuyos dirigentes han impulsado una política autoritaria, dirigida a crear una militancia aborregada y servil ante las decisiones del Consejo de Dirección, eliminando cualquier atisbo de crítica; un partido carente de la más mínima democracia, en el que los cargos dirigentes en el ámbito central y local han sido autoelegidos por un núcleo reducido del Consejo de Dirección, que ostenta todo el poder y el control.

Un partido que además de inconstitucional e ilegal limita el poder constituyente del I Congreso, privándole de decisión en el contenido de las ponencias de ideario y en el diseño de los órganos de dirección; un partido en el que el máximo responsable de organización les dice constantemente a los militantes que el que discrepe se vaya; un partido que proclama la Regeneración Democrática para la sociedad española pero la proscribe de puertas adentro; un partido en el que los miembros del Consejo de Dirección pretenden perpetuarse en el cargo, reduciendo a tal fin la capacidad de Renovación y Regeneración que un Congreso democrático podría decidir.

Un partido, en definitiva, que ha defraudado las esperanzas de Regeneración Democrática de la sociedad española, y estafado a sus afiliados, imponiendo una dictadura interna que ha esterilizado cualquier expectativa de funcionamiento democrático de la organización. Esta es la crítica que se echa en falta en el interior del partido y en este informe de `El Imparcial´.”


Ciertamente, un partido en el que no se permite siquiera la reunión de afiliados, con amenaza de expulsión inmediata, debería ser ilegal. Estos “bastayatarras” se han contagiado de las formas fascistas presentes en el País Vasco y tratan de expandirlas por la nación española.

Un partido en el que un talibán político como Carlos Martínez Gorriarán se ha convertido en el gran taumaturgo, furibundo enemigo de la libertad, de la democracia, de la comunicación, de la relación entre militantes, el guardián de las esencias, cancerbero del poder absoluto de Rosa Díez, que decide quien sí y quien no puede representar a UPyD, y como un cónsul romano va sentenciando a los que dicen algo fuera de guión a la expulsión, el ostracismo, la lapidación o la crucifixión pública.

A estas horas del partido, no se puede decir que a qué estamos jugando, no. UPyD, como manifestó en su queja ante el Defensor del Pueblo el profesor Fortea, no es un partido democrático. En el que tampoco están las cuentas demasiado claras, como nos anuncian en el blog de esveritas. ¿No son razones suficientes para que el consejo político sugiera un cambio en la catastrófica dirección del partido?. El factotum del desaguisado es el torpe de siempre.

Se ha podido constatar en los acontecimientos del consejo político del día 28 celebrado en Madrid, y en sus consecuencias en Aragón. Desde Galicia a Cataluña, desde Valencia a Málaga, se cruzan los problemas en UPyD por todo el territorio nacional, sin que una dirección incapaz, tenga alguna opción para resolverla, encastillada en procedimientos inquisitoriales.

No se puede permitir tanta injerencia en la libertad de los militantes, que unos memos con poder arrebatado durante un par de años al criterio de la inmensa mayoría, les digan que es lo que pueden y no pueden hacer si quieren pertenecer al partido, como si estuvieran en un colegio religioso, no se puede blasfemar contra la Santísima Trinidad –Gorriarán, Díez, y resto de la ejecutiva-, bajo amenaza de expulsión del paraíso.

¿Pero qué se han creído los bastayatarras, que UPyD es suya? UPyD será de sus militantes, no exclusivamente de sus dirigentes, y la separación entre militantes y dirigentes ha surgido de la arbitrariedad de los criterios políticos, que premia al que baja la cerviz y sanciona a quien pregunta.

Verán ustedes, cuando un partido político funciona más como una empresa que como una colectividad, es que sus intereses no son los que anuncia, lo que aduce es precisamente una forma de engañar a la gente para alcanzar sus auténticos intereses, que no son otros que los de asegurar económicamente la situación personal de los dirigentes del partido a costa del esfuerzo de los demás. ¿Cónocen ustedes el sistema piramidal por el que Madoff estafó miles de millones de dólares?, pues lo mismo, pero con poder en vez de con dinero.

Pues no era esto lo proclamado, ni Ciutadans, ni UPyD reunen condiciones para ser asumidos como una opción auténtica de regeneración democrática y reconquista de la libertad perdida. Son cárceles del pensamiento y de la voluntad, al servicio de unos impresentables. Eso es lo que pienso y eso es lo que he escrito, amigos míos.

Los bastayatarras que tanto critican al PNV son exactamente como ellos, tan lejos de la democracia, como de la razón, y al borde permanente de la paranoia.