LA CÚPULA DE CONVÈRGENCIA ABRAZA EL INDEPENDENTISMO EN CATALUÑA

 

Sus dirigentes se prodigan en declaraciones favorables a la autodeterminación

 

 Informe de Josep Garriga en “El País” del 28.10.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Con un breve comentario al final:

 

DOS VACIOS: POCA SINAPSIS

 

Luis Bouza-Brey, 29-10-07, 7:30

 

Los tres principales cargos de Convergència Democràtica (CDC) han prodigado en los últimos días declaraciones en favor de la autodeterminación y/o de la independencia de Cataluña. La calculada ambigüedad de la era pujolista ha llegado así a su fin. Pero, significativamente, sólo a través de las posiciones personales de la nueva cúpula, no de ningún programa, ni de ningún congreso.

Así, el secretario general, Artur Mas, se ha mostrado a favor de un referéndum de autodeterminación, con condiciones. Más directo, el nuevo secretario general adjunto, Felip Puig, ha dicho "sí" al ser inquirido sobre si votaría la independencia, aunque matizando que si él es independentista, en su partido conviven distintas posturas. Y el flamante portavoz parlamentario, Oriol Pujol, vástago del expresidente Jordi Pujol, también ha declarado que apoyaría la independencia en un referéndum.

Pese a la contundencia de lo registrado, en conversaciones con EL PAÍS, la cúpula introduce matices. Echa agua al vino. Niega toda radicalización nacionalista: "Somos los de siempre porque siempre hemos sido soberanistas. Lo que sucede es que ahora nos hemos liberado de las hipotecas que tuvo que asumir Jordi Pujol". Así se explica Felip Puig. Oriol Pujol remacha: "Jordi Pujol siempre decía que él había llegado al Aneto y que a nosotros nos correspondía escalar el Montblanc. Y ahí estamos, no hay nada extraño".

¿El Montblanc significa la autodeterminación de Cataluña, como cree la nueva hornada? Pujol padre siempre negó que CDC abogara por la separación. Tampoco ese objetivo figura en las ponencias congresuales. Pujol huía de los maximalismos. Amaba las parábolas y asumió, con algún ribete radical, un sólido anclaje en España. Afirmaba que Cataluña tenía los mismos derechos que Lituania, pero enseguida matizaba que España no era como Rusia.

Ahora, Mas, Puig y Pujol júnior son más contundentes. Los dos últimos, porque así lo sienten. Mas, quizá porque no domina, como su mentor, el difícil arte de la ambigüedad dialéctica. Por eso esta semana, cuando se le preguntó qué votaría en un referéndum sobre la autodeterminación de Cataluña, respondió afirmativamente.

Josep Antoni Duran Lleida, el líder de Unió, que en sus estatutos defiende la confederación de los "pueblos ibéricos", flanqueó a Mas. Pero Duran precisa que, a partir del reconocimiento del derecho a decidir de Cataluña, es partidario de la permanencia en España. Y se autodefine como español, algo de lo que siempre huyó Jordi Pujol.

Puig en una reciente entrevista se declaró independentista, pero apostó por un primer estadio confederal. El moderado Xavier Trias, jefe de la oposición municipal en Barcelona y dirigente número cuatro, suele limitarse a sostener que Cataluña debe asumir todas las cotas de autogobierno posibles.

La nueva cúpula argumenta que ni Cataluña ni CDC han de cerrarse puertas. Y que la idea de convertir al partido en la "casa grande del catalanismo" no implica radicalizarse, sino recuperar el espíritu fundacional de CDC: un movimiento de carácter globalizador e integrador de diferentes sensibilidades.

Pero Pujol, e incluso Trias, abogan porque CDC actúe como locomotora para que las posiciones soberanistas lleguen a ser mayoritarias. Trias afirma: "¿Cómo se llega a la independencia? Pues a base de que una masa crítica de gente te apoye y te siga. Eso, tomando según qué posiciones extremistas, es muy difícil. Por tanto, tienes que ser capaz de calibrar cómo conducir a la gente hacia determinada dirección o cómo te conduce la gente hacia ella, porque el país va cambiando".

Y en eso están enfrascados los convergentes: en intentar interpretar los cambios sociológicos. En esta fase de prospección, Puig, Trias y Pujol coinciden en que las posiciones más soberanistas ganan adeptos. Lo achacan al "hartazgo" hacia algunas actitudes que últimamente "ha adoptado España". "La gente se volverá independentista si el Estado no nos permite estar cómodos", opina Trias. Pujol añade: "La fatiga hacia España ha incrementado las adhesiones hacia el nacionalismo o el soberanismo". Y Puig insiste: "España no asume que entramos en una segunda transición y que Cataluña y Euskadi ansían un nuevo marco de relación que supere el Estado de las autonomías".

La última encuesta del Centro de Estudios Sociológicos de la Generalitat, de esta semana, revelaba dos datos que enarbolan los convergentes. Los independentistas han aumentado en casi dos puntos desde la oleada de julio: alcanzan el 18,5%. Y los encuestados que se declaran sólo catalanes han pasado del 13,9% al 18,8%.A Unió le molestan algunos "exabruptos" independentistas de sus socios. Pero se mantiene expectante, a ver cómo se decantan. Se concentra en las elecciones generales, que encabezará Duran. Pero en este envite necesita a sus militantes y a los convergentes. Y a los votantes más moderados, refractarios al independentismo.

 

Breve comentario final:

 

DOS VACIOS: POCA SINAPSIS

 

Luis Bouza-Brey, 29-10-07, 7:30

 

La vacuidad del liderazgo global del país se va extendiendo a todos los niveles. Aumenta la entropía del sistema, que se va deshilachando al albur de los impulsos más primitivos y primordiales de los diversos actores. La ausencia de rumbo y proyecto hace que los tropismos más elementales ocupen la posición de fijación de  las expectativas, y el país involuciona hacia la descomposición.

 

Carlos Martínez Gorriarán analiza hoy en "Corrimientos previsibles", la lógica sistémica de la involución del nacionalismo periférico hacia el particularismo, como consecuencia del vaciamiento de perspectivas y principios de los que no son nacionalistas. La inanidad de los socialistas, a lo que se añade la debilidad del PP, complementados con la bomba de relojería de la apertura de la Constitución y la deformación de la voluntad de las mayorías inducida por el sistema electoral, producen la centrifugación y la degeneración del sistema.

 

Pero existe una lógica de más enjundia tras la dinámica de la ocupación de los vacíos posicionales: existe el vacío teórico y el anquilosamiento de la izquierda, complementado por la ceguera y bloqueo de las sinapsis de los nacionalistas.

 

Los primeros se mueven por tropismos electoreros, dispuestos  a rentabilizar la organización que gestionan como un aparato de poder ciego,  mutilado para  la visión de los principios democráticos y socialistas más elementales. Los segundos se ensimisman en posición fetal, mirándose el ombligo de la identidad, sin ser capaces de conectar sinápticamente Cataluña-España-Unión Europea-Globalización-libertad-pluralidad-heterogeneidad-democracia. Y se van enterrando en la madriguera, limitándose a horadar con túneles subterráneos el tejido de la solidaridad, sin perspectiva de salir a la superficie y a la lucidez, sin capacidad para superar el anacronismo y el anquilosamiento tribal. Al final, se les derrumbará encima el Carmelo, la Sagrada Familia, la democracia y Europa. Y le echarán la culpa a la incomprensión ajena, después de siglo y medio de refocilarse en la oscuridad.

 

En este país hace falta abrirse a las corrientes de la vida, mediante el esfuerzo constante por percibir limpiamente la realidad, sin anteojeras ideológicas ni túneles perceptivos, viajando un poco y depurándose de residuos. Es lo que se hace entre los que van delante...nosotros vamos parándonos y empezamos a tambalearnos. Si no despertamos nos derrumbaremos. Todos, no sólo una parte.