"A ESCENA"    Y   "EL Y ELLOS"

 

Dos artículos lúcidos y coherentes de Carlos Martínez Gorriarán en su blog de “¡Basta Ya!” del 30.09.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Con un breve comentario al final:

 

¡CIUDADANOS, O CONSECUENCIA O DESPEÑAMIENTO!

 

Luis Bouza-Brey, 30-9-07, 19:30

 

Pues señor, si todo va bien saldremos hoy al escenario a las 12 hs., en el Teatro-auditorium de la Casa de Campo, en Madrid. Hablarán por y con nosotros Albert Boadella, Fernando Savater y Rosa Díez. Si los aviones no nos fallan, entre los dos últimos intervendrá también Mario Vargas Llosa. Habrá audiovisuales y alguna cosa más, y repartiremos el Manifiesto redactado para la ocasión. La verdadera Sorpresa ha sido la acogida de esta aventura revolucionaria o revolucionaria aventura, pues eso es la transformación de un movimiento cívico en partido político. Hemos hecho casi lo contrario que la famosa “operación Roca”: renunciar a fichajes y compras de equipos para crecer desde la base, horizontal y transversalmente, hablando horas y horas con unos y otros.

 

No es que Basta Ya se haya transformado en partido político, ni siquiera fundado uno, sino que de Basta Ya (que seguirá activa si así lo desean los convencidos de que debe seguir con tiempo para ello) hemos salido algunos promotores convencidos de que debíamos superar la impotencia a la que los grupos cívicos estamos condenados en un sistema político como el nuestro. Muchos queremos ir más allá de las acartonadas propuestas y modos de hacer de PSOE y PP. No habríamos dado este paso si consideráramos que ambos partidos cubren todos los modos posibles de hacer política legítima (e ilegítima, con Zapatero). La perseverancia de tantos portavoces oficiales u oficiosos –sobre todo del PP- por convencer a la opinión pública de que nuestro partido no tiene nada interesante que ofrecer que no ofrezcan ellos ahora mismo solo revela conservadurismo y miedo a cualquier cambio, a que una marea progresiva levante la mesa de póker en la que se ha convertido el sistema de partidos políticos y las instituciones que gobiernan.

 

Somos un partido contra el conservadurismo exagerado de la derecha y la izquierda esclerotizadas y satisfechas de haberse conocido.

 

Somos un partido que quiere progresar para no tener que soportar a tantos reaccionarios de la derecha y la izquierda.

 

Somos un partido nacional para una nación de ciudadanos libres e iguales que los nacionalismos quieren trocear en cotos de caza exclusivos.

 

Somos un partido laico que quiere un Estado sin identidades obligatorias impuestas por ley, religiosas o étnicas.

 

Contra la división interesada, contra la política reaccionaria, contra la oligarquía; es sencillo: unión, progreso y democracia.

 

 

EL Y ELLOS

 

 

Ibarretxe anunció ayer la fecha de su prometido e ilegal referéndum de independencia (no mareemos la perdiz: es eso): el 25 de octubre de 2008. Si persevera, el próximo gobierno salido de las urnas tendrá una de sus primeras prioridades en el empleo de todos los recursos del Estado de derecho para impedir esa “arma de destrucción masiva” (José María Ruiz Soroa) de la sociedad vasca y española. ¿Qué hacer?: pues muy sencillo, aplicar la ley de la claridad. Ante la ley, Ibarretxe es un ciudadano como los demás, más responsable por su cargo institucional, y si comete un delito de sedición, pues a la cárcel con él, igual que quienes le obedezcan y secunden ejecutivamente. Y el mismo camino deben seguir Carod, si se empeña. Tendrán un juicio justo, en cualquier caso.

 

Como ésta es precisamente la pésima noticia que los socialistas quieren escamotear a la sociedad, no es extraño –ya no extraña nada- que María Teresa Fernández de la Vega haya condenado con mayor dureza la actitud de la oposición –“ruin”, “miserable”- que la de Ibarretxe. El problema está en que si bien los socialistas no han convocado ningún referéndum ilegal, de momento, sí que lo han justificado políticamente asumiendo una de las necedades capitales del zapaterismo, herencia envenenada de catalanistas y vasquistas: “los vascos serán lo que quieran ser”; “los catalanes tendrán el Estatuto que quieran tener”; “Navarra será lo que quiera ser”, etcétera. Todo el mundo decidirá qué quiera ser, salvo los españoles, llamados a conformarse con lo que les caiga de la Mesa de Partidos. Zapatero y sus correligionarios han sovacado profundamente las bases de la igualdad ante la ley, de la cohesión nacional y de la vigencia de la Constitución en todo el territorio del Estado. Que les parezcan ruines y miserables quienes no traguen con sus dislates no es sino la confirmación de su propia estupidez y miseria política e intelectual. Los socialistas disconformes con semejante dislate harían bien en abandonar el barco zapateril, esa nave de los locos, y pasarse al constitucionalista. En UPyD tienen sitio, si quieren.

 

Breve comentario final:

 

¡CIUDADANOS, O CONSECUENCIA O DESPEÑAMIENTO!

 

Luis Bouza-Brey, 30-9-07, 19:30

 

 

Hace unos días intenté buscar una explicación al que parece destino trágico de España del "corsi e ricorsi" de Vico, por el cual parecemos destinados a avanzar para luego caer en el vacío y volver a empezar posteriormente desde el fondo..

 

Parece que nuestro pluralismo estructural, sumado a nuestra falta de cultura política democrática, nos conducen a ascensos, seguidos de despeñamientos, seguidos de nuevos lentos ascensos después de una catarsis más o menos larga en el fondo de la Historia.

 

¿Puede ser explicación suficiente de este ciclo recurrente el combinar pluralismo estructural con atraso político-cultural, a los cuales sumar una conjunción periódica generacional de adocenamiento, irresponsabilidad y selección negativa de las élites? ¿Será debido todo este trágico destino a que nuestra estructura como país nos impide aflojar la vigilancia y la tensión creativa?

 

Angela Vallvey publica hoy un artículo en "La Razón" en el que analiza las analogías de la Primera República con la situación actual del período zapatiéstico. Y a esta analogía podríamos añadirle una tentativa de reflexión sobre la Segunda República, y observar la combinación de los impulsos etnicistas y anarco-confederales  catalano-vascos con la insolvencia e irresponsabilidad republicana, a los que se añadió el izquierdismo infantil y sectario de la izquierda, para fabricar el arma de destrucción masiva del 34 contra la línea de flotación de la República. Hasta hace relativamente poco yo creía que también el reaccionarismo y el integrismo de la derecha habían contribuido al desastre, pero ahora empiezo a no tenerlo claro. Fueron  el sectarismo republicano, el golpismo y el aventurerismo de Esquerra y los socialistas y el utopismo de los anarquistas los factores determinantes que provocaron la crisis de la República, y el integrismo o conservadurismo de la derecha solo una de las variables intervinientes, junto con la situación internacional.

 

¿Y por qué hago esta afirmación tan rotunda? Porque hoy estamos viendo la repetición estúpida y gratuita de la misma conjunción destructiva de irresponsables, tarugos y necios, sin que quepa atribuirle a la derecha el espíritu cavernario de otros tiempos. Aunque la conjura de los necios trate de reproducir la misma imagen, de la derecha cavernaria, para justificar sus tendencias ciegas y cataclísmicas.

 

Pero de estas situaciones extraigo una conclusión que tiene que ver con los artículos de Carlos Martínez Gorriarán de hoy: es necesario acabar de una vez con nuestro triste destino histórico, que parece condenarnos a repetir eternamente el mito de Sísifo. Quizá las características estúpidas de la anomalía de la situación actual, sin derecha cavernaria ni nazismo internacional  que justifiquen el trienio necio que estamos viviendo---aunque el fundamentalismo islámico, la guerra de Irak y el 11M constituyan factores relevantes---, permitan poner los medios para evitar un nuevo despeñamiento hasta el fondo. A Icaro le pueden brotar nuevas alas en el desplome, si somos capaces de despertar de la modorra, la manipulación y la resignación a la sociedad española, dándole una UPyD que le permita planear, salvarse de la colisión de fuerzas que se está preparando en el fondo del despeñadero, y remontar el vuelo.

 

Pero para ello hemos de ser consecuentes, darnos cuenta de que  el nacionalismo ha traicionado la confianza y la generosidad con la que el conjunto de los españoles hemos iniciado nuestra nueva andadura democrática, y que a esta traición del nacionalismo se ha sumado la traición del Gobierno y el PSOE e IU actuales, que se han vendido a los traidores  a cambio del disfrute inmoral del poder. Por eso es preciso que la sociedad española sea consciente de que es vital salir del ensoñamiento de la transición y que se debe acabar con la cesión y el pasteleo permanentes, que sólo nos conducen a reeditar estúpidamente la tragedia. En Rosa Díez, en Carlos Martínez Gorriarán y en otros líderes de  UPyD he encontrado la lucidez y el coraje necesarios para despertar a la sociedad del abotargamiento. Ahora es preciso insistir en el mensaje, hacerlo llegar a todos los rincones del país, y que éste demuestre que es capaz de una puñetera vez de hacerse dueño de su Historia, superando hacia el esplendor las tendencias patológicas mortíferas derivadas de su naturaleza histórica.