ZAPATERO IMPONE EL CAMBIO A RAJOY



 Artículo de
José Hervás Garcés en “La Estrella Digital” del 02.02.06.

 

Con un breve comentario al final:

 

 EL VELO, LA VELA Y LA CAMARA LENTA (L. B.-B., 4-2-06, 7:30)

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

En medios parlamentarios del Partido Popular se extiende la idea de que resulta más necesario que nunca que Rajoy dé un golpe de timón a su política opositora como consecuencia del cambio de socios que ha tenido que realizar el propio presidente del Gobierno presionado por una parte de notables y barones del partido. Según el criterio de estos parlamentarios, todavía una minoría, la situación ya ha cambiado de manera muy favorable para el Gobierno. Frente a la caída constante a la que le llevaba la serie de despropósitos de los dos años de Gobierno de Zapatero, las proyecciones de las encuestas empiezan a mostrar la recuperación del PSOE pese a que el presidente todavía suspende, mientras que el PP no remonta.

Críticos en el interior del Partido Popular recuerdan que ha sido el Partido Socialista el que ha forzado al presidente del Gobierno a cambiar de socios ante la evidencia de que el proyecto con ERC era inviable porque no lo aceptaba una parte de sus electores, algunos miembros de la dirección del partido, varios barones e incluso algunos de los actuales ministros. Su alianza con CiU ha demostrado ya que es un socio útil y hasta en el PP vaticinan que la próxima encuesta del CIS debe ofrecer un cambio en la tendencia de las expectativas de voto, como lo reflejan las encuestas internas diarias que maneja el propio PP.

El cambio de socio también ha producido un efecto sedante en el interior del partido socialista. Tienen claro que las 116 modificaciones del Estatuto impuestas por el acuerdo Zapatero-Mas —el “afeitado”, como lo ha denominado el portavoz de ERC en el Parlamento catalán, Joan Ridao— lleva la tranquilidad a los socialistas menos o nada nacionalistas, que también los hay.

Los cambios a efectuar por el presidente del Gobierno no terminarán en Cataluña. Al margen de lo que ocurra en los contactos para negociar la pacificación del País Vasco con ETA, Zapatero tiene preparadas otras sorpresas. Una importante será Madrid, la Comunidad que más le gustaría poder conquistar de nuevo en las próximas elecciones. Maragall no será el único candidato con el riesgo de no repetir. Para la capital de España está pensando en uno de los actuales pesos pesados del Gobierno o del grupo parlamentario como candidato para arrebatar el mando a Esperanza Aguirre. Mientras unos apuntan a Fernández de la Vega otros señalan a Pérez Rubalcaba como dos de las personas de más peso y prestigio en el Ejecutivo y en la estructura del partido con posibilidades de éxito. La opción Solá parece ya descartada.

Frente a este cambio de estrategia y de socios por parte de Zapatero, Rajoy, y su equipo del Partido Popular, no han acertado siquiera en prever que este cambio se podría producir y por tanto hasta ahora no han actuado en consecuencia. La reforma del texto de Estatuto, la nueva política, ante los riesgos de perder votos, tiene que hacer reflexionar al PP. Para destacados miembros del partido no se pueden cometer los errores que Alianza Popular cometió en su día no votando la Constitución o recomendando la abstención en el referéndum de la OTAN. Rajoy podría volver a llegar tarde. No le resultará nada fácil cambiar pese a que el equipo lo constituyen los mismos que cometieron los principales errores que les han llevado a la oposición. La presencia de Aznar y Fraga en la inauguración de la Convención y la ausencia de Rato no son el mejor augurio de cambio.

La nueva redacción del Estatuto, como ya dijera Piqué y le reprochó Acebes, tiene aspectos que pueden ser asumibles por los populares , aunque son conscientes de que quedan cinco cuestiones clave en las que podrán hacer hincapié para cimentar su oposición al mismo: la inclusión de la palabra nación en el preámbulo, el sistema de financiación, el blindaje de las competencias frente al Estado, la obligatoriedad del conocimiento del catalán y el intervencionismo público que rezuma todo el texto. Lo reconocía ayer Alfonso Guerra en el canal Cuatro de televisión, pese a admitir que “la rebaja” que se ha aplicado al proyecto enviado por el Parlamento catalán “ha sido muy importante”.

Tras todo ello está la necesidad de transmitir el mensaje de forma que los moderados que se encuentran en el centro del espectro político no se vean obligados a huir. Hay nuevas circunstancias que se han de afrontar con nuevas tácticas y con nuevas personas. No se trata de eliminar a nadie, sino de modular su presencia y dejar el protagonismo a quienes sean capaces de añadir el millón y medio de votos necesarios a los nueve millones de fieles que permanecen con el partido sean cuales sean las circunstancias. Aseguran en el partido que “O damos un giro o nos quedamos aislados”. Rajoy debe dar un paso para aprovechar el desgaste sufrido por Zapatero, las decisiones del presidente le obligan.

 

 

Breve comentario final:

 

 EL VELO, LA VELA Y LA CAMARA LENTA (L. B.-B., 4-2-06, 7:30)

 

 

 Todavía se está descorriendo el velo del  "acuerdo global" del 21 de enero entre ZP y Mas: ni el texto se conoce bien aún, ni se vislumbran todavía los significados del posible cambio de alianzas del Gobierno-PSOE por lo que se refiere a potenciales cambios de orientación y comportamiento de CIU, ni tampoco está abierto  el trámite parlamentario en Comisión del proyecto de Estatuto de Cataluña. El velo está descorriéndose a cámara lenta, y aunque se intuye un cambio significativo e importante de situación, todavía está indefinido el rumbo de ésta, pues de momento no sopla el viento y nos encontramos al pairo.

Pero las cosas están a punto de cambiar:

Las alianzas; la fuerza del cambio en Cataluña  ---¿Carod ´conseller en cap´?, ¿elecciones anticipadas?, ¿nueva coalición?---; los cambios estatutarios y en la dinámica política y parlamentaria derivados de la discusión del proyecto de Estatuto; las estrategias de los partidos y el cambio global de la situación política del país. Por ello, es preciso olfatear y avizorar con cautela, para ir adoptando estrategias y tácticas, en función de la orientación y fuerza  del viento que pronto comenzará a soplar. ¿Qué viento?, ¿qué rumbo?¿cazar o soltar escotas a partir de la segunda semana de febrero?

Desde la posición personal en que uno se encuentra, el nivel de desconfianza con respecto al Gobierno y su capacidad de dirigir el país a buen puerto es muy elevado, a lo que se añade el conocimiento de las posiciones defendidas hasta ahora por CIU, con sus mandangas plurinacionales. Por lo que, si las cosas no cambian, el rumbo del país puede continuar aceleradamente hacia la descomposición. O estabilizarse momentáneamente, para cobrar un impulso más rápido hacia ella ("El Estatuto tal como queda es insuficiente", "nuestro objetivo para los próximos años es el Estatuto enviado por el Parlament", "Galeuska y el Estado plurinacional", etc., etc., etc).

Es decir, que el Gobierno puede abandonar las alianzas con el nacionalismo provocador e insensato, pero embarcarnos a todos en un proceso más suave pero más firme y taimado hacia la desvertebración del país. No creo haber exagerado días atrás cuando en mi comentario  "Nacionalismo ´sensato´ e insensato" apuntaba a una involución de España desde una democracia débil como la actual a otra descalabrada o invertebrada, como consecuencia previsible de la aplicación de las políticas derivadas del modelo plurinacional de CIU, el BNG, el PNV y acompañantes. Un Estado desarbolado nos conducirá como país a la irrelevancia e impotencia totales, a España en su conjunto y a todas sus partes: que nadie se haga ilusiones de escapar al desastre.

Por todo ello, en mi opinión, los constitucionalistas deberíamos mantener  la posición de estar atentos y participar en el debate parlamentario, a fin de modificar completamente el actual proyecto de Estatuto y vencer la deriva insolidaria del nacionalismo, consecuente con su concepción sectaria y demagógica de la plurinacionalidad. Pues lo que parece evidente es que si el Gobierno sigue aislando al PP y pactando en exclusiva con los nacionalistas, el viento va a ser tempestuoso, y España se irá a la deriva hacia el fondo de la Historia.