ESTOY HARTO: LES DEJO. HASTA SIEMPRE

Artículo de Luis Bouza-Brey del 17-1-07

 

Llevo rumiándolo algún tiempo, pero el detonante de mi decisión ha sido una encuesta de hoy de "El Mundo", comentada por Victoria Prego, que viene a sintetizar la interpretación de  los acontecimientos de los últimos días.

Aprovecharé este "auto" de despedida para motivarles mi decisión en base a la interpretación que hago de la situación del país. El detonante de esta decisión reside en que después de tres años de degeneración política, derivada de los errores de las políticas del Gobierno, consecuencia de la incapacidad de su Presidente, una encuesta de "El Mundo" revele que la mayoría de los españoles opina que Zapatero ha ganado el debate parlamentario a Rajoy. Si esto es así, si la opinión pública del país está tan idiotizada, lo que debe hacer alguien con un mínimo de dignidad, cansado de batallar a contracorriente, es abandonar el espacio público, dar la batalla por perdida y confiar en que el desastre que se le avecina al país no sea demasiado nocivo.

La crisis de la democracia española, en mi opinión, ya está activada, y no emergen fuerzas suficientes para impedirla a corto plazo. Por ello, tengo que optar entre seguir desgañitándome inútilmente o dedicarme a algo que merezca el esfuerzo. Y tengo objetivos que ya son prioritarios: conocer mejor el mundo, elaborar mis esquemas intelectuales sobre él, y profundizar en las dimensiones esenciales de la conciencia y el espíritu humano.

Pero además de dar la batalla por perdida en el terreno del espacio público del país, existe otro elemento logístico que he tenido presente para tomar la decisión que les comento: este sitio web es leído por un máximo de treinta personas diarias, por lo que poca influencia puede tener sobre la realidad, además de que soy consciente de que no es apreciado, no sintoniza con el pensamiento plano propio de la cultura política española actual. Tengo la impresión de que no se le da valor, ya que no pido nada a cambio, puesto que siempre me he sentido satisfecho únicamente con la posibilidad de escribir sobre lo que me preocupa e interesa, y eso parece que, para algunos, le quita valor.  Así que, por dignidad, creo que tampoco debo continuar con algo que muy poca gente valora. El país me ha defraudado, y mi caudal de ilusión y entrega gratuita a la salud pública de España se ha agostado.

Quizá el destino de España, en el mejor de los casos, consista en llegar a ser una democracia degradada, un país de segundo nivel, que ha sufrido un "trágico accidente" en su aparente marcha ascendente de los últimos treinta años ---Por cierto, ¿les suena el concepto de trágico accidente?: aquí se aplica a un referente distinto al de estos días, al actual Gobierno---. O, como segunda posibilidad, quizá su destino consista en ser un país en descomposición cuyo futuro sea acabar dirigido por una especie de peronismo que nos irá hundiendo lentamente hasta transformarnos en un nuevo "corralito". O, en el peor de los casos, quizá nuestro destino como país consista en reincidir en rompernos  violentamente a través de una nueva secuencia decimonónica que acabe al final como el "rosario de la aurora", en medio de la crisis mundial y el conflicto de civilizaciones, cuyo primer episodio detonante se juegue aquí.

En fin, desde el punto de vista de la dignidad personal, no puede ser que después de once años de estar realizando un trabajo meritorio, éste no haya obtenido el más mínimo reconocimiento. Y como uno tiene demasiada experiencia y madurez como para conocer el valor de las cosas y cuáles son las cosas que valen, y no estar dependiendo de reconocimientos ajenos, pero también la dignidad de saber que quizá este país no se merezca la entrega gratuita que le he regalado durante tanto tiempo, por eso prefiero despedirme definitivamente ya. Este sitio continuará abierto, como archivo de la experiencia política del país durante los últimos años, y quizá lo utilice para continuar exponiendo los resultados de mis estudios a nivel internacional o filosófico, pero he llegado a la conclusión de que la vida política española no merece la pena: se ha degradado y carece de una mínima grandeza democrática y "respublicana".

Pero vayamos, como despedida, al análisis de los detonantes de mi decisión:

 

DESGOBIERNO E INCIVISMO

 

Resulta aberrante que Rodríguez Zapatero, en su discurso ante el Parlamento, admita que se equivocó al decir que todo iba muy bien en la política antiterrorista, que el tiempo iría mejorando las perspectivas del país, y que un día después nos bombardeen Barajas con uno de los explosivos más potentes de la historia de ETA. Pero lo aberrante no es que reconozca el error de carecer de información sobre el atentado, sino que no reconozca que el error se deriva de toda su política antiterrorista, y que sutilmente la formule de otra manera ,al mismo tiempo que se hace la víctima de la incomprensión de la oposición, y haga recaer en Rajoy y el PP la antipatía de un buen sector de la opinión pública. Lo aberrante es querer acabar con el terrorismo mediante la negociación en situación de debilidad y no mediante la derrota desde la firmeza y la fortaleza.

Lo aberrante es que Largo Zapatero haya salido ganando ante la opinión pública frente a un Rajoy que ha dibujado la realidad con maestría, sentido común y dignidad. Lo aberrante es que tengamos un sistema democrático con una opinión pública idiotizada por medios de comunicación subvencionados y sectarios al servicio del poder político. Lo aberrante es que el PSOE y ZP estén  realizando un proceso inconstitucional de revisión de la Constitución,  y que viola su mandato electoral, y aquí nadie se entere. Lo aberrante es que se esté realizando un cambio radical del sistema democrático y de la estructura del Estado apoyándose en las minorías antisistema, antiespañolas o contrarias a la Constitución, sin consultar al pueblo español. Lo aberrante es que los que se autodenominan socialistas y demócratas no lo sean, y estén reeditando la trágica experiencia frentepopulista de la Segunda República y reabriendo sus heridas históricas, para instaurar una nueva hegemonía política contraria a la voluntad de los españoles. Lo aberrante es que residuos históricos como IU, ERC o los nacionalismos soberanistas estén imponiendo sus políticas frente a la mayoría de los españoles. Lo aberrante es querer acabar con el terrorismo apoyándose en sus aliados y sometiéndose a sus condiciones. Lo aberrante es que a partir de ahora España será  una democracia que legalizará al terrorismo y legitimará sus asesinatos para conseguir la "paz". Lo aberrante es que lo aberrante se considere normal. Lo aberrante es que los ciudadanos españoles carezcan de la conciencia democrática madura necesaria para vencer la manipulación y el engaño y corregir el rumbo. Lo aberrante es que nadie sea capaz de enfrentarse contundentemente al nacionalismo anacrónico, elaborando los fundamentos del pluralismo constitucional desde la base de un patriotismo que sustente un nacionalismo cívico. Un nacionalismo moderno y "respublicano" que derrote el nacionalismo étnico y decimonónico imperante en las nacionalidades españolas. Lo aberrante es estar regidos por una pseudoizquierda anacrónica, anquilosada e infantilmente radical.

Lo aberrante, lo trágico, es que el esfuerzo y el sacrificio de nuestro pueblo a lo largo de su historia se dilapide y destroce gratuita e irresponsablemente, a pesar de las condiciones de partida inmejorables producidas por los sacrificios de nuestros antepasados.

Lo aberrante, en fin, es que esta verdad que acabo de exponer se considere insensata. Jiménez Losantos, Anson y Espada exponen estos días interpretaciones de las causas de esta aberración. Los comunicados de ETA (1 y 2), el "Gara" (1 y 2) y las condiciones del Gobierno vasco a Largo Zapatero para ampliar los consensos de la política antiterrorista, manifiestan lo aberrante de la situación y serán acogidas estúpidamente por una opinión pública que se deja engatusar por palabras manipuladas  tales  como "paz",  "diálogo" y "democracia". La democracia, la paz y el diálogo de las pistolas, los caciques de la raza y la insolidaridad egoísta, y los demagogos izquierdistas. Estos son los que están ganando, gracias a la estupidez de muchos  y la ineptitud de algunos. A mi no me resulta ya gratificante el esfuerzo de continuar luchando desde aquí en una guerra que seguiremos perdiendo durante bastante tiempo con daños catastróficos. Me voy al exilio de lo privado.

Adiós. Hasta siempre.