ESPAÑA EN JUEGO: DISGREGACIÓN, CONFEDERACIÓN O UNIÓN

Luis Bouza-Brey, 19-11-12

 

A finales de Marzo decidí abandonar el Ruedo Ibérico, dejarlo a su desdichada suerte, pues llegué al convencimiento de que el intento de las generaciones de la Transición había fracasado,  de que no habíamos sido capaces de crear una democracia normal, decente y estable, adecuada para resolver los problemas endémicos del país: la centrifugación del país había traspasado las líneas rojas ya hace tiempo, la economía estaba destruida, el sistema político era disfuncional y estaba corrompido, las élites no habían dado la talla, y el pueblo no parecía estar al nivel adecuado para fundar una democracia y un Estado moderno, asemejándose más a diversos rebaños de borregos que a una sociedad de ciudadanos democráticos.

Por otra parte, después de varios años de ir contracorriente avisando de los peligros que ya se habían transformado en hechos, estaba convencido de que mi trabajo era inútil: los pocos que me leían y podían coincidir conmigo eran eso, muy pocos, y mis escritos no llegaban a la opinión pública, pese a haber acertado en la mayoría de los análisis, diagnósticos y previsiones formulados.

La conclusión lógica de todo ello era inmediata: había estado perdiendo el tiempo, las energías y la moral, y lo apropiado era dejar de resistirse inútilmente a lo que parecía ser el triste destino de nuestro desdichado país, el de hundirse por enésima vez en el caos, la corrupción y el desastre, despeñándose fuera de Europa y transformándose en un reino de taifas atrasado, genéticamente enfermo y problemático para el conjunto de la civilización occidental, a la que habíamos demostrado sobradamente no ser capaces de incorporarnos.

Mi percepción de la situación no ha cambiado, sino que ha ido confirmándose: el 25N constituye el acontecimiento final de un proceso degenerativo que acabará destruyendo el país, o sometiéndolo a un largo estertor agónico que se prolongará unos años, sin que los actores den con la solución a los problemas, mientras continuan formulando diagnósticos erróneos y pseudo soluciones que agravarán aquéllos hasta llegar a la hecatombe final del hundimiento del país.

 

UNA DESPEDIDA HONORABLE

 

Por ello, deseo hacer mi última aportación, acompañando al muerto ---el Régimen del 78--- en su último viaje, y formulando un diagnóstico final y unas propuestas de solución a lo que nos sucede, centrado en la crisis del modelo de Estado que manifiestan las elecciones andaluzas, vascas y catalanas.

Debo advertir, antes de nada, que estoy convencido que la élite política emergente de este largo proceso de treinta y pico años es la principal responsable de la destrucción de las esperanzas que nos acompañaron en los momentos iniciales de la transición, y del hundimiento del régimen fundado con la Constitución del 78, enésimo intento de construir un país democrático, civilizado y europeo, por lo que, aunque intentaré limitar mis tendencias descalificadoras hacia ella, no voy a renunciar a señalar su inepcia y corrupción material y mental con adjetivos contundentes, pues la gravedad de la situación a la que nos han conducido no permite remilgos ni escrúpulos expresivos derivados de la tolerancia cívica, ante el desastre en el que nos han hundido, unos por acción y otros por omisión de su deber de denunciar el desaguisado permanente y desvergonzado del que han resultado cómplices.

 

 

LA CRISIS DEL MODELO DE ESTADO

 

Aunque la situación andaluza no constituye por sí misma el factor causal de la crisis del modelo de Estado, y no la voy a analizar de manera directa aquí, sí que constituye un factor coadyuvante de primer orden en la deslegitimación del sistema político y el incremento del apoyo al independentismo así como de la propensión a la crisis final del Estado: El PSOE andaluz ha manifestado unos niveles de corrupción inadmisibles, y, por añadidura, los responsables directos de esta corrupción han vuelto a salir reelegidos, para presidir el PSOE y Andalucía, demostrando con ello que el poder, en este sistema, es inmune a todo tipo de control. No existen controles efectivos del poder político ni a nivel electoral, ni parlamentario, ni judicial, ni administrativo, y las élites políticas de este país se perpetuán en el poder hagan lo que hagan, asemejándonos cada día que pasa cada vez más a una república bananera.

Pero esta corrupción y deslegitimación de la élite política andaluza es extensible igualmente a la del conjunto del país y a las de los subconjuntos de todos los territorios españoles, incluidos los gobernados por oligarquías etnonacionalistas como las del País Vasco y Cataluña. Existe una corrupción, descoordinación y desgobierno generalizados resultantes de la dinámica centrifugadora y la apertura indefinida propias del Estado autonómico tal como ha sido diseñado en sus inicios y se ha ido desarrollando a lo largo de los últimos treinta y pico de años.

Pero de esta dinámica centrifugadora son principalmente responsables las élites etnonacionalistas, estancadas en un inmovilismo de principios e ideologías que dura ya siglo y medio, que las impulsa a oponerse delirantemente a la integración, y a chantajear permanentemente al conjunto de la sociedad española. Chantaje ante el que los partidos nacionales representativos, el PP y el PSOE, se han dejado llevar por un oportunismo irresponsable de cesiones esenciales, acompañado de la incapacidad permanente para un renovado Pacto de Estado. Incapacidad estimulada por el efecto catalizador de un sistema electoral aberrante y destructivo,  que favorece el chantaje de las minorías independentistas enemigas del régimen constitucional, transformándolas en bisagras carentes de escrúpulos y orientadas  al cambalache permanente de apoyos por privilegios reaccionarios y anacrónicos, propios de la premodernidad localista y estamental o etnicista, anteriores a la igualdad derivada de los logros propios de la Revolución francesa y el Mundo moderno.

Este anacronismo y estancamiento inmovilista de los etnonacionalismos periféricos es  el que los lleva a propugnar un confederalismo demencial o un independentismo suicida y antieuropeo, y a producir un vacío de integración en el sistema político que impulsa la degradación propia del pensamiento débil y oportunista de los dos grandes partidos, PP y PSOE orientándolos a adaptarse a este vacío mediante la opción a favor de una asimetría incontinente y transgresora de los principios modernos, o a aberraciones perversas del federalismo contrarias al principio de igualdad.

 

LA DESLEALTAD Y TRAICIÓN DE LOS ETNONACIONALISMOS

 

CIU y el PNV constituyen el paradigma de una psicosis política consistente en el delirio esquizofrénico paranoide que los imposibilita para contribuír en positivo al desarrollo del país  (del que consideran propio, sus naciones, y del que consideran ajeno, España). Al encontrarse estancados en ideologías y percepciones propios de hace siglo y medio, son incapaces de percibir la transformación del conjunto de la sociedad española, adaptar sus principios y criterios ideológicos a la modernidad, y elaborar fórmulas de unión de la diversidad propias de los Estados descentralizados modernos: siguen manteniendo embalsamado en el trasfondo de su pensamiento colectivo un irredentismo e independentismo que los impulsan permanentemente a la deslealtad y traición, aunque la disfracen con pactos de conveniencia para conseguir objetivos tácticos, siempre orientados por la estrategia de la consecución del objetivo final de la independencia nacional y la construcción de un Estado propio. 

Este inmovilismo anacrónico se perpetúa cerrilmente entre las élites y el pueblo de Euskadi y Cataluña aunque en este siglo y medio transcurrido desde sus orígenes, la construcción de naciones característica del siglo XIX haya sido superada por la propensión inexorable hacia la unión en el marco europeo derivada de la globalización, la experiencia traumática derivada del sufrimiento producido por dos guerras mundiales, y la construcción de la Unión Europea, superpuesta a los Estados nacionales existentes.

El delirio esquizofrénico consistente en su incapacidad para asimilar los cambios acelerados y percibir la realidad de un mundo globalizado, junto con la momificación de sus principios fundacionales anacrónicos, los llevan al victimismo permanente frente a un enemigo inventado, al falseamiento compulsivo de la realidad y de la Historia, al etnicismo retrógrado y a una insatisfacción compulsiva que los empuja a la fijación de objetivos políticos irreales e irrealizables, como el confederalismo y el soberanismo, que terminarán por dinamitar la economía de sus sociedades y el autogobierno posible, traicionando los compromisos constitucionales básicos, violando la Constitución y las leyes, rompiendo la integridad del ordenamiento jurídico y destruyendo, por enésima vez, el régimen de libertades deseado y aprobado por el pueblo.

 

LA INEPCIA E IRRESPONSABILIDAD DEL PSOE

 

Pero las desgracias nunca vienen solas, y al estancamiento de los etnonacionalismos se le ha añadido el anquilosamiento y corrupción del PSOE, que después de la renovación experimentada a comienzos de la transición, se ha visto abocado a morir de éxito, como inintencionadamente profetizó Felipe González en su época dorada.

En efecto, el éxito del PSOE a partir del año 82, produjo una avalancha de oportunistas dispuestos a escalar en el interior de una organización necesitada de personal para cubrir innumerables puestos políticos, deteriorando la moral interna y la coherencia en los principios del partido. Pero además de ello, la victoria del neoliberalismo en los años setenta, la globalización disparada desde los ochenta, el derrumbe del comunismo en los noventa y el acceso a la secretaría general de una personalidad como Zapatero han transformado al partido en una organización plagada de corrupción y oportunismo, orientada por una retórica progresista frívola y vacía, ansiosa por mantener los múltiples chiringuitos de posiciones de poder y status en una lucha descarnada con la competencia política del PP, alejada del respeto a la democracia y al Estado de Derecho, y obsesionada por el poder y el voto a costa de lo que sea.

Esta dinámica de oportunismo, corrupción mental y material, frivolidad e inepcia irresponsables de los socialistas, los ha llevado a plegarse a las propensiones inmediatas de sectores significativos de la población, haciendo políticas populistas, rompiendo los consensos básicos existentes desde la transición con la derecha liberal-conservadora mediante su alianza con el primitivismo extremista de independentistas e izquierdistas, la formación de tripartitos orientados hacia el extremismo, el sometimiento a las estrategias golpistas y filoterroristas de los etnonacionalistas,  y el intento de exclusión del PP mediante un Pacto del Tinell generalizado a todo el país con el pretexto de la lucha antifranquista. A ello hay que añadir la desvergonzada manipulación del poder jurisdiccional, y la violación implícita de la Constitución, transformándola de normativa en nominal a fin de consolidar sus acuerdos con independentistas, así como la ruptura del Pacto Antiterrorista,  la firma de acuerdos ocultos con los terroristas,  en el intento de conseguir el abandono de las armas por aquéllos, sin importarles la legitimación sobrevenida de ETA  gracias a las concesiones obtenidas y el debilitamiento del frente constitucionalista.

Esta debacle del PSOE ha tenido su correspondiente reflejo en la desorientación e inepcia del PSC, dirigido ideológica y técnicamente por el sector de troyanos nacionalistas que se impusieron en su interior desde el proceso de fusión de inicios de la transición, a lo que se añadió la demencial política de Maragall de pactos con ERC, reforma del Estatuto de Autonomía en dirección confederal y anticonstitucional, Pacto del Tinell para excluir y marginar al PP y perversión de la ideología federal con la defensa de la asimetría.

Debido a esta perversión permanente, el PSC ha acabado por resultar abducido y transformado en un valido del nacionalismo, abandonando a su electorado natural y dejando indefenso y desvalido el constitucionalismo en Cataluña.

Hoy el PSC se caracteriza por su indefinición, la incapacidad para presentar una alternativa al independentismo, el falseamiento renovado del federalismo como vía de escape para no comprometerse a hacer frente al etnonacionalismo, posicionándose en una estrategia de concesiones permanentes hasta que aquél consiga sus objetivos, y la obsesión por la defensa de las políticas anti PP como único signo de identidad antifranquista y progresista.

Para el PSC, hoy, cualquier oposición coherente al etnonacionalismo constituye un obstáculo para el encaje de Cataluña en España, transforma al actor oponente en fabricante de independentistas y significa hacer políticas anticatalanas. Los troyanos han efectuado una labor de zapa muy efectiva y destructiva, arrasando a un partido socialista internacionalista, cosmopolita y de izquierdas y transformándolo en un apéndice subordinado a las políticas etnicistas, reaccionarias e independentistas de los nacionalistas.

 

 

EL AVESTRUCISMO ACOMPLEJADO DEL PP

 

Pero también el PP se ha dejado embarcar en este proceso de degeneración generalizada del régimen del 78. Las acusaciones de franquistas les han acobardado ante la opinión pública, debilitando su oposición  ante la alianza destructiva de izquierdistas y nacionalistas, y el intento de buscar apoyos en las bisagras nacionalistas, a partir de una supuesta afinidad ideológica, también los ha neutralizado ante el rumbo centrifugador y destructivo impuesto por aquellos al sistema político.

La pauta seguida recientemente por el PP ha sido la del avestruz, sin hacer una oposición firme y elaborar una alternativa frente a las políticas aberrantes de Zapatero, Maragall y los nacionalistas, cerrando los ojos a la espera de que la inepcia del PSOE-PSC los derribara y le diera la oportunidad de alcanzar el poder.

La consecuencia de esta política de oposición es que el Gobierno de Rajoy ha accedido al poder sin tener formulada una alternativa política de Regeneración del sistema, concentrando su esfuerzo e iniciativa en las políticas económicas de estabilización dictadas por la UE, pero sin tomar la iniciativa ineludible y vital en la necesaria regeneración del sistema y la revisión constitucional y electoral a fin de acabar con la corrupción y la degeneración oligárquica, antidemocrática y centrifuga del régimen del 78.

Si el PP no lidera el proceso de Regeneración urgente y vitalmente necesario va a desaprovechar una oportunidad histórica de evitar males catastróficos para el país, sin dejar más salida al pueblo español que el intento de activar un proceso constituyente fuera de los canales institucionales establecidos, bloqueados por la corrupción mental y material de unos actores políticos cada vez más deslegitimados y carentes de autoridad para gobernar.

 

¿EXISTE UNA ALTERNATIVA AL DERRUMBE Y DESINTEGRACIÓN DEL RÉGIMEN DEL 78?

 

El régimen se está descomponiendo a causa de su perversión oligárquica, su corrupción, su centrifugación y  la deslealtad y traición de los etnonacionalismos. Hace unos meses formulé una propuesta de Regeneración del sistema que considero sigue teniendo validez, por lo que voy a centrar mi atención en este momento en las políticas necesarias para hacer frente a la traición del etnonacionalismo.

 

 

PARAR EL GOLPE

 

En primer lugar, los españoles y sus representantes políticos han de ser conscientes de que se está produciendo un Golpe de Estado. A cámara lenta, pero un Golpe de Estado que terminará con el Régimen del 78, la Constitución y el sistema de libertades que nos dimos en la salida del franquismo.

Un Golpe de Estado al que no detendrán ni Constituciones, ni Tribunales (Mas dixit) y que finalizará con un referéndum anticonstitucional orientado a destruir el sistema autonómico para transformarlo en un sistema confederal con diversas soberanías, o en un Estado fallido del que se desgajarán varios Estados independientes.

Un Golpe de Estado es una ruptura de un régimen mediante la utilización de la autoridad y la fuerza de que dispone un sector del poder político constituido para cambiarlo al margen de los procedimientos establecidos de cambio, y sustituir el régimen por otro distinto.

Ante este Golpe, la primera tarea de nuestros representantes, si es que lo son y cumplen con su obligación de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, es pararlo. Y para ello cuentan con un repertorio de opciones políticas e instrumentos normativos que les dotan de herramientas suficientes, si están dispuestos a usarlas.

1.- Pero el Golpe sólo se puede detener si existe voluntad política para ello: para anular la voluntad de unas minorías que pretenden imponer una ruptura del Régimen constitucional en contra de la voluntad mayoritaria del pueblo y las normas que la fijaron. Por consiguiente, la primera herramienta para detener el Golpe de Estado es que la inmensa mayoría del pueblo, a través de sus representantes constituidos en los dos grandes partidos políticos ---PP y PSOE---, con el apoyo de, al menos, el resto de pequeños partidos constitucionalistas ---UPyD y Ciudadanos--- manifieste en sede parlamentaria su voluntad abrumadoramente mayoritaria ---creo que alrededor del 80% del pueblo español--- de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, mediante un Pacto de Estado que recupere el consenso básico de la transición roto por Zapatero y sus alianzas demenciales, y formule la que resulta evidentemente necesaria revisión de la Constitución mediante los procedimientos de reforma establecidos en ella.

2.- Existen, además, tres herramientas potentes a disposición de las autoridades que representan a la mayoría del país.

A) Una primera es la de la anulación por el Tribunal Constitucional de la convocatoria de cualquier referéndum inconstitucional, cuando esta iniciativa secesionista intente ponerse en marcha (art. 161, 2 de la Constitución).

B) Una segunda herramienta es la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que establece 1. Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones  que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma, y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.

Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas

C) Existe, por último, una tercera herramienta constituida por los diversos artículos del Código Penal que tipifican los delitos de Rebelión, Sedición o Usurpación de atribuciones. Dichos artículos van del 472 al 484 para la rebelión, del 544 al 549 para la sedición, y del 506 al 509 para la usurpación de atribuciones.

 

En mi opinión, se debe hacer llegar a los golpistas la decidida voluntad de las autoridades y representantes del pueblo español de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, y hacerles saber a lo que se enfrentan si intentan destruir ilegalmente el régimen democrático.

La laxitud en el cumplimiento de la Constitución y las leyes existente hasta ahora debe terminarse, restableciendo de una vez el cumplimiento del Derecho y fijando definitivamente las líneas rojas que no se pueden traspasar.

 

CAMBIAR LA DINÁMICA POLÍTICA DEL SISTEMA: PASAR DE LA CENTRIFUGACIÓN A LA INTEGRACIÓN Y COOPERACIÓN

 

La dinámica de las concesiones indefinidas y sin límites a los etnonacionalistas se debe acabar: ya ha durado demasiado y ha creado un régimen de distribución territorial del poder disfuncional y rupturista. Los etnonacionalistas catalanes de CIU han dejado de hacer la puta y la Ramoneta (Jordi Pujol dixit) para quitarse la careta y transitar a la reivindicación de la insolidaridad padana o la independencia: han traicionado la confianza puesta en ellos y mostrado a las claras su deslealtad.

Ante este posicionamiento de los nacionalistas, el juego de treinta y pico de años de concesiones debe terminarse, y recuperar la vigencia de los principios constitucionales democráticos e igualitarios, sin más mandangas centrifugadoras, etnicistas y reaccionarias.

El Pacto de Estado inexcusable entre PP, PSOE, UPyD y Ciudadanos debe incluir los principios y la defensa de un Patriotismo Español Integrador de la Diversidad que dé cauce de legitimidad a la integración del autogobierno local con el gobierno global del conjunto de España y a la gobernación de la Unión Europea.

Estos principios de un patriotismo español integrador de la diversidad son los únicos legítimos en el marco constitucional. Si se desea aplicar otros como los de el hecho diferencial nacional para fundamentar cambios estructurales que permitan soberanía territorial en lugar de autonomía, o confederalismo o independencia territorial, que se intente mediante los procedimientos de reforma constitucional establecidos y su autorización por el conjunto del pueblo español. Un Estado Democrático y de Derecho, miembro de la Unión Europea, no puede permitir la vigencia legitimadora de esos principios alternativos ni la instauración de estructuras que los impongan en contra de la voluntad de la mayoría.

Pero para mantener la vigencia de los principios de un Patriotismo Español Integrador de la Diversidad hace falta formularlos y defenderlos con coherencia y contundencia, y no dejarse llevar por el lenguaje y las fórmulas ideológicas de etnonacionalismos enemigos de España e izquierdismos pervertidos por su propia inepcia y oportunismo antipatrióticos.

Para ello se hace preciso cambiar la dinámica del proceso político de la Transición: es vitalmente necesario y urgente sustituir la dinámica de la concesión permanente por la de la integración coherente y contundente, definir como desleales y traidoras las tácticas nacionalistas del chantaje ladino con el fin de aproximarse a la soberanía e independencia, y luchar contra todo tipo de concesiones, componendas y pactos que vayan en esa dirección, las realice quien las realice.

Si esto no se hace, demos el país y el régimen de libertades por muertos y enterrados, ya o dentro de muy pocos años.

 

INICIAR UN PROCESO DE REVISIÓN CONSTITUCIONAL Y DE REFORMA DE LA LEY ELECTORAL

 

El establecimiento de una nueva dinámica del sistema político no se puede realizar sin introducir cambios estructurales que frenen la centrifugación e inicien la integración. Estos cambios estructurales los he formulado en mi artículo arriba mencionado de propuesta de Regeneración del sistema, pero creo que se pueden sintetizar todavía más con las siguientes fórmulas:

1.    Reforma de la Constitución a fin de instaurar un régimen electoral mayoritario con un subsistema complementario de asignación de una porción de los escaños del Congreso mediante recuento nacional de votos sobrantes que no hayan obtenido representación en el ámbito de las circunscripciones uninominales.

2.    Establecimiento en la Constitución del principio de igualdad política entre las Comunidades, admitiendo únicamente la asimetría derivada de hechos naturales como la presencia o ausencia de costas, la insularidad o el bilingüismo, sin que este último hecho natural impida la vigencia del mismo en las instituciones y el sistema educativo autonómicos por medio de perversiones monolingües inducidas desde el poder local.

3.    Revisión del sistema de distribución de competencias y reasignación de algunas competencias al Estado, como la Educación compartida, el sistema fiscal común que implique la integración de los fueros con criterios de igualdad, solidaridad y equidad, o la supresión de los mismos si esto no se admite; la regulación y control de inversiones injustificadas o derrochadoras, así como de gastos injustificados derivados de políticas clientelares de personal administrativo por parte de las Comunidades Autónomas.

4.    Activación de controles operativos del mantenimiento de las estructuras constitucionales del Estado Autonómico mediante la acción fiscalizadora del Congreso y Senado; del Poder Jurisdiccional,  Constitucional y Ordinario; de la Fiscalía General del Estado y los Fiscales de los Tribunales Superiores de Justicia. Revitalización de las funciones de los Delegados y Subdelegados provinciales del Gobierno en coordinación con la Intervención General del Estado; aprobación de Leyes de Armonización de la legislación autonómica cuando ello sea necesario para el mantenimiento de la coordinación del conjunto del sistema (artículo 150.3 del texto constitucional).

5.    Reforma de la Constitución, a fin de crear un Senado similar a los de los Estados federales, que permita y haga inexcusable la participación de las Comunidades Autónomas en las decisiones del conjunto, sin permitirles su autoexclusión orientada a  justificar distanciamiento político y rechazo de las instituciones comunes.

 

Este conjunto de propuestas constituyen sugerencias de revisión constitucional y legal para apoyar el cambio necesario del sistema autonómico actual, a fin de fortalecerlo y corregir sus perversiones y aberraciones. Los integrantes del bloque de la Constitucionalidad deberían encargar de una vez un dictamen a diversos técnicos a fin de proponer medidas en un plazo fijado que articulen la revisión necesaria de la Constitución y las Leyes.

 

 

 

EL TIEMPO SE ACABÓ

 

Las elecciones vascas y las catalanas del 25N demuestran que no se puede continuar haciendo el avestruz ante instituciones gobernadas por independentistas filoterroristas o progolpistas. Si la Regeneración del sistema mediante su refundación y revisión constitucional no se pone en marcha urgentemente mediante el Pacto de Estado de los componentes del bloque de constitucionalidad repetidamente mencionados, vistámonos de luto de una vez para asistir al funeral del Régimen del 78 y acompañarlo a su última morada. Si su muerte se produce en respuesta a la ceguera, sordera y silencio de los representantes del pueblo español, éste quizá  no tenga otra opción que buscar la defensa de la Patria mediante la lucha por la apertura de un PROCESO CONSTITUYENTE fuera de los canales establecidos, a fin de salvar a España mediante la instauración de una democracia auténtica que ponga fin al sistema oligárquico vigente.

La solución que se imponga en un proceso constituyente es muy probable que sea mucho más centralizadora que la propuesta reformista y regenerativa realizada aquí, después de que se haya experimentado el desastre inducido por un régimen oligárquico y centrífugo pervertido.

 

Desearía que nuestros representantes políticos se dieran cuenta de que las soluciones resultantes de bandazos traumáticos derivados de catástrofes políticas posiblemente no constituyan una solución real más que en el corto plazo