LA SAGA-FUGA DE UPyD

Artículo de Luis Bouza-Brey, del 8-2-09

(Ver también: LA SAGA-FUGA DE UPyD II)

 

LOS ORIGENES DEL CAOS: MARAGALL, 2003; ZAPATERO, 2004

La llegada de Pascual Maragall a la Presidencia de la Generalitat fue un acontecimiento histórico. Lo fue porque por primera vez en la democracia postfranquista llegaba la izquierda al Gobierno en Cataluña, y eso levantó una ola de esperanza en que los principios de unión, progreso, democracia, solidaridad  e igualdad de la izquierda orientarían la acción del Gobierno en Cataluña.

Pero inmediatamente comenzó a ponerse de manifiesto que el acceso de Maragall al Gobierno sería un acontecimiento histórico por razones bien distintas: porque la izquierda traicionaba sus principios a cambio del acceso al poder; porque se otorgaba una influencia desmesurada sobre la orientación del Gobierno a los independentistas de ERC; porque se ponía en marcha la violación de la Constitución y la ruptura del estado de Derecho, y porque se rompían los consensos fundacionales del régimen del 78. Mediante todo esto, se iniciaba una política de golpe de Estado y cambio de régimen camuflados que habría de ser apoyada por el Gobierno de Rodríguez Zapatero desde el año siguiente, con la clonación de la coalición catalana a nivel de Cortes Generales y la puesta en práctica también a nivel general de un duplicado del “Pacte del Tinell”, definido por la exclusión sectaria y antidemocrática del PP del ámbito de la legitimidad.

La consecuencia de este giro en la orientación de los socialistas fueron la política de distanciamiento de EEUU, la aproximación a los populismos sudamericanos y al fundamentalismo islámico; la revisión hemipléjica de la memoria histórica; la aceptación de los postulados básicos del nacionalismo vasco concretada en el cambio en la política antiterrorista y los pactos con ETA; la revisión encubierta del modelo de Estado mediante la aprobación de Estatutos contrarios a la Constitución; y el derribo irresponsable de los límites democráticos y nacionales ante los delirios soberanistas de los nacionalistas periféricos, que han visto vía libre hacia la consecución de sus objetivos últimos de ruptura y secesión.

El resultado de la deriva mencionada por parte de socialistas, comunistas y nacionalistas fue la emergencia de una sensación de fraude y alarma crecientes en distintos sectores de la opinión pública, que cristalizó en la creación del movimiento de Ciudadanos de Cataluña, por obra de la movilización de grupos intelectuales y sectores sociales, y la fundación posterior del Partido de los Ciudadanos de Cataluña, que obtuvo representación en el Parlamento.

Pero la parálisis, la reclusión en Cataluña y la ruptura de Ciudadanos, impulsó el inicio de un movimiento análogo en el País Vasco, generado desde “¡Basta Ya!”, y concretado en la creación de la “Plataforma Pro” y posteriormente de la UPyD.

 

EL NACIMIENTO DE UPyD: R10, 2007

 

La fundación de UPyD en Madrid en septiembre del 2007, pretende poner freno, esta vez a nivel del conjunto de España, a la destrucción de la democracia derivada de la alianza de la pseudoizquierda con el nacionalismo étnico, de la debilidad de la alternativa de la derecha, y del agotamiento del régimen constitucional del 78, lastrado por disfunciones y patologías en su estructura y funcionamiento. Deficiencias tales como el sistema electoral, la apertura ilimitada del Estado autonómico, el vaciamiento del Estado por obra del bipartidismo imperfecto desequilibrado a favor de los nacionalismos periféricos minoritarios, la oligarquización de los partidos políticos, y la corrupción y descontrol del caciquismo.

Las ideas-fuerza que orientan el nacimiento de UPyD son la regeneración de la democracia bananera en que se ha degradado el sistema político español; la transversalidad incluyente de la tercera España, frente al sectarismo y anquilosamiento de los dos grandes partidos; y la defensa del Estado como herramienta esencial de gobierno de España para mantener su cohesión e integración y defender la libertad e igualdad de los españoles.

Para llevar estos principios a la práctica, se reúne una Asamblea Fundacional que aprueba un Manifiesto que los recoge y unos Estatutos que dan forma a una estructura provisional hasta el Congreso Constituyente, a realizar dos o tres años después.

A esta Asamblea Fundacional confluyen sectores de diversa procedencia: los impulsores de ¡Basta Ya! ---entre los cuales destacan Rosa Díez como líder, Fernando Savater como promotor intelectual, y Carlos Martínez Gorriarán como organizador, que constituyen el núcleo duro de la dirección del partido--- y diversos sectores procedentes de Socialistas en Positivo, Partido Popular, PSOE, Ciudadanos e Izquierda Unida, además de independientes sin afiliación previa.

Los Estatutos instituyen una estructura que se define como provisional hasta el Congreso Constituyente, y que se caracteriza por la atribución de todos los poderes a un Consejo de Dirección que controla al Consejo Político, a la Comisión de Garantías y a la estructura territorial del Partido, mediante la cooptación y posible destitución de Coordinadoras y Comités Electorales en los que se estructuran las Agrupaciones Territoriales.

El Partido comienza a funcionar desde su fundación liderado por Rosa Díez como Portavoz, en la perspectiva de presentarse a las elecciones a Cortes de marzo del 2008. Ante este objetivo, R10 realiza con éxito y eficacia comunicativa la tarea de dar a conocer al Partido a la opinión pública, contando para ello con el apoyo de la mayoría de afiliados, que se entregan ilusionadamente a la tarea, obteniendo el acceso de Rosa Díez al Parlamento por la provincia de Madrid en las elecciones a Cortes.

Desde entonces R10 ha seguido representando a UPyD ante la opinión pública, ocupando un nuevo espacio político entre los diversos partidos del país y elevando las expectativas de ampliar la representación en las elecciones autonómica gallegas y vascas y en las europeas a realizar en marzo y junio de este mismo año.

 

LA CONTRADICCION ESTRUCTURAL: ¿DICTADURA PROVISIONAL?

 

En este proceso de transición existe una contradicción que está poniendo en peligro la viabilidad del proyecto fundacional: se ha creado una estuctura dictatorial, con el poder concentrado en el núcleo duro del Consejo de Dirección, integrado por Rosa Díez y Carlos Martínez Gorriarán.

Dicha estructura es inconstitucional e ilegal, atenta contra el artículo 6 de la Constitución y la Ley de Partidos, al reducir al Consejo Político y la Comisión de Garantías a la función de comparsas del Consejo de Dirección y al posponer la democratización de las Agrupaciones Territoriales al período posterior al Congreso constituyente.

La consecuencia de todo ello es que la estructura superior del partido se bloquea y anquilosa en la obediencia ciega al Consejo de Dirección, cuyo poder se hace omnímodo también a nivel local, eliminando los mecanismos de selección demo-meritocrática, promocionando a los más dóciles u oportunistas, y esterilizando la dinámica local del partido. A este nivel, UPyD funciona mediante el procedimiento “dedocrático”, creando permanentemente fracturas y conflictos, resueltos “manu militari” por obra de destituciones o sanciones disciplinarias impuestas central o localmente por el Consejo de Dirección o sus tentáculos locales.

La resultante es una estructura desvitalizada en la que los afiliados se desentienden del partido a la espera de que el Congreso inicie la Regeneración interna, o lo abandonan desilusionados y defraudados por la situación.

Se puede afirmar, como síntesis definitoria de la situación actual de UPyD, que la fijación de un período de transición tan largo sin estructuras constitucionales, legales y democráticas, está destruyendo el clima de confianza necesario para la consolidación del partido, seleccionando y promocionando personal inadecuado, caracterizado por un nuevo sectarismo definido por la obediencia ciega a la dirección y la destrucción de la crítica democrática.

El futuro de UPyD, cuya subsistencia jurídica sólo se mantiene merced a la inoperancia del poder judicial y a la lealtad de sus críticos al proyecto, está en riesgo. ¿Será posible, a pesar de estas contradicciones estructurales, salvar los principios y objetivos del Proyecto desde UPyD?

Quizá solamente sea posible si desde las bases del Partido se percibe el peligro y se articula una corriente que exija la Coherencia Democrática de los dirigentes actuales, que de puertas afuera reclaman Regeneración Democrática del país, pero en el interior del partido actúan como una oligarquía dictatorial, desvinculada de todo tipo de control y sometimiento a las exigencias estructurales democráticas de libertad de información y transparencia de las decisiones.

 

EL CONGRESO QUE VIENE: ¿REGENERACION DEMOCRATICA U OLIGARQUÍA COOPTADA?

 

Quizá la expresión Oligarquía y caciquismo describa mejor que ninguna otra la patología básica de nuestro país, derivada de su pluralismo estructural, la pasividad y falta de madurez democrática de sus ciudadanos, y la irresponsabilidad y falta de visión y perspectiva de sus élites, porque lo cierto es que la estructura oligárquico-caciquil se extiende por todo nuestro sistema político como patología endémica.

Está por ver si UPyD es un partido nuevo, que vence esta patología endémica en el momento de su constitución definitiva, pero al menos de momento más bien parece ser un nuevo partido como los demás o peor, y no un partido nuevo.

No obstante, pese a estas deficiencias y patologías, UPyD va a crecer, porque ha sabido encontrar los principios orientativos que necesita el país, y porque la conjunción de oportunismo de PSOE, IU y PP con el nacionalismo étnico de PNV, CIU, BNG, ERC y otros de menor relevancia está haciendo brotar con fuerza la necesidad de reformas constitucionales y una dinámica política nueva.

Está apareciendo un nuevo espacio político que puede ser ocupado por UPyD, pero si no se actúa con visión amplia y concepción estratégica, a la UPyD le puede volver a suceder lo que al CDS: ascenso derivado de la corrupción del PSOE y el anquilosamiento del PP de Fraga, pero estancamiento y desaparición cuando el PP se renovó con Aznar y venció al PSOE.

De momento, UPyD asciende en expectativas de voto, en mayor grado gracias al estancamiento del PP que a  la corrupción del PSOE, que todavía no ha sido percibida por la opinión pública debido a la labor de ocultamiento de los medios y a la ineficacia de la oposición. Está por ver si la crisis económica expulsa amplios sectores de votantes de los caladeros del PSOE hacia UPyD, y si el PP es capaz de superar el estancamiento o no. Pero lo que sí parece evidente es que el aflujo de nuevos votantes y posiciones de poder político a UPyD no podrá ser respondido satisfactoria y eficazmente con la actual estructura interna. Por ello, se corre el riesgo de que la UPyD se transforme en un nuevo partido “flash” al estilo del CDS y Ciudadanos, y que el país fracase de nuevo en la tarea de Regeneración Democrática, por no ser capaz de superar ni a nivel general ni a nivel de partidos la pauta endémica y patológica de Oligarquía y Caciquismo. Y un nuevo fracaso será letal para España.